Vestidita de verde, la Coca-Cola tiene un aspecto bastante extraño, aunque en realidad sigue siendo lo mismo, sólo que embotellada en un envase ecológico y endulzado sin recurrir a edulcorantes artificiales.
Teniendo en cuenta que la marca vende felicidad, es decir, sensaciones positivas, el nuevo producto bien podría considerarse una estrategia de marketing, sin más. Sea como fuere, sustituir su emblemático color rojo por el verde y mostrar el producto en entornos naturales no deja de ser un cambio sustancial.
Por lo pronto, sabemos que se ha comercializado en Argentina con el eslogan Destapá la naturaleza, un país elegido para su estreno por el “índice de amor de marca” que existe en el país. Como el anuncio que la promociona, su sabor es dulce como el primer beso o, lo que viene a ser lo mismo, más dulce que la versión clásica a consecuencia del uso de una mezcla de azúcar y estevia, una planta que tiene un sabor 300 veces más dulce que el azúcar.
¿Marketing o sostenibilidad?
Es así como Coca-Cola Life quiere conquistar a potenciales consumidores respetuosos con el medio ambiente, proponiendo su producto como una alternativa natural y saludable que supone un 60 por ciento menos de calorías.
Sin embargo, pueden ponérsele peros que rompen su encanto, pues lo cierto es que, por orgánicas que sean, la producción de botellas requiere enormes cantidades de agua y su difícil biodegradación no solventa el problema de los desechos.
Sea como fuere, la salida de este producto deja bien clara la importancia que la sostenibilidad y las acciones verdes tiene para las más grandes empresas, lo que de por sí ya supone una excelente noticia. Por lo demás, si el lanzamiento tiene éxito significará que lo verde vence y convence, al margen de ser mejor o peor.