El desperdicio alimentario alcanza un impacto significativo en los hogares en su conjunto a lo largo del año. Poner fin a esta cuestión implica tomar conciencia de lo que significa el problema y, también, es necesario adoptar nuevos hábitos para hacer un mejor uso de los alimentos. A este respecto, hoy ponemos el foco de atención en los conocidos como alimentos feos.
Qué son los alimentos feos
Se integran en este grupo aquellos elementos que no tienen un aspecto tan atractivo como otras alternativas en relación con la forma o el color. Se enmarcan en este campo aquellas frutas, verduras u hortalizas que tienen alguna imperfección a nivel visual. Sin embargo, más allá de cualquier posible imperfección, son ingredientes que tienen un delicioso sabor. Es decir, se encuentran en perfectas condiciones para su consumo en diferentes recetas y elaboraciones.
Incluso antes de saborear los matices de un alimento específico, es posible observar sus características a través del sentido de la vista. Y existen decisiones de compra que no solo están motivadas por las preferencias personales o el precio, sino también, por la estética. Hay que tener en cuenta que la presencia y el estado en el que se encuentra una fruta, una verdura o una hortaliza también influye en la primera impresión que tiene el consumidor. Sin embargo, es importante no cometer el error de descartar un producto, únicamente, por su apariencia.
Razones para consumir alimentos feos
El consumo de alimentos feos en apariencia, pero deliciosos en esencia, reduce de forma notable el desperdicio alimentario. Es un cambio de perspectiva que potencia el aprovechamiento de recursos y bienes que están perfectamente preparados para alimentar de forma saludable a las personas. Sin embargo, esos alimentos, en ocasiones, quedan eclipsados por otras opciones que lucen su mejor versión en relación con el color, la textura y la forma.