Devolver todo su brillo y esplendor a las pelotas de tenis y pádel desgastadas es el objetivo cumplido de Winball, una empresa alicantina que logra restaurarlas gracias a una máquina de represurización.
La idea es absolutamente genial, habida cuenta de la tremebunda cifra de pelotas que quedan inservibles tras su uso en dos o tres partidos, una cantidad enorme si consideramos que tan sólo un club de tenis de tamaño medio gasta mensualmente cerca de un millar. Sin duda, un despilfarro.
La iniciativa no es del todo original. Ni del todo ni en parte, en realidad, pues se trata de una patente estadounidense obtenida para toda Europa por Winball para realizar este innovador reciclaje.
Hasta 7 reciclajes
La máquina de represurización permite introducir en su interior hasta 400 pelotas de tenis o pádel a la vez, en teoría devolviéndoles la presión perdida hasta ofrecer la misma prestación que las nuevas.
Otra ventaja del proceso es que puede hacerse hasta en 6 ó 7 ocasiones, es decir, el reciclaje se realiza sin problemas repetidas veces con buen resultado, lo que mejora el índice de sostenibilidad del invento.
En términos económicos, también supone un ahorro. Por ejemplo, un bote de tres pelotas cuesta en torno a los cinco euros, mientras el reciclaje se realiza por un sólo euro. Aunque, lógicamente, lo ideal sería disponer de bolas bastante más durables.
Además de reciclarlas, existe la opción de donarlas para que se beneficien otros de ese reciclaje. Actualmente, la empresa ha puesto en marcha la campaña «Esta bola aún da mucho juego», para que estas pelotas acaben beneficiando a personas con escasos recursos de países en desarrollo. Una bonita iniciativa que merece felicitaciones tanto por lo que respecta al medio ambiente como a la solidaridad.