El corcho es un material moderno cuando se utiliza para usos poco convencionales, que van mucho más allá del típico tapón de una botella o del tablón de turno, por muy funcionales que sean. Pero todavía lo serán más si los desechos de su fabricación se emplean para crear muebles como, sin ir más lejos, esta silla diseñada por Erika Cruz.
Nadie diría que los restos de la fabricación de tapones de botellas de vino y zapatos de cuña podrían servir para decorar una oficina o un hogar con muebles elegantes y respetuosos con el entorno. Pero para eso están, precisamente, las propuestas de artistas como Erika Cruz.
La silla ha sido bautizada con el nombre de Vertebral Cork Chair, cuya creación ha sido posible a partir del corcho sobrante de la industria de tapones para botella.
Moderno y confortable
El nombre de la silla obedece a su misma forma o estructura, pues básicamente se compone de dos partes: una estructura metálica y, cubriéndola, una superficie de corcho confeccionada a la medida exacta de la misma.
La sencillez de las líneas y de ambos materiales consigue un resultado moderno y confortable, tal y como ha podido apreciarse en la Feria Internacional del Mueble Contemporáneo recién celebrado en Nueva York.
La versatilidad y su carácter eco-amigable son algunas de las propiedades más conocidas del corcho, un material que se extrae de la corteza del alcornoque. Por lo tanto, su recolección puede realizarse sin dañar al árbol si se realiza de un modo correcto, es decir, cada nueve o diez años para conseguir una revitalización de esta especie centenaria.
Además, se trata de un material con una serie de características muy interesantes por ser renovable, biodegradable e hipoalergénico. Sin duda, el corcho natural ofrece todo un mundo de posibilidades.