Los viejos cajones son una materia prima maravillosa para conseguir un sinfín de muebles auxiliares útiles y decorativos. Son muchas sus ventajas, desde sus posibilidades creativas hasta los bonitos resultados que se obtienen sin necesidad de tener grandes habilidades.
En este post veremos algunas ideas que puedan servir de inspiración a la hora de convertir un viejo cajón en un práctico mueble, desde una estantería hasta una cama para tu mascota, un elemento de almacenaje o, por ejemplo, una mesita de noche.
El cajón como protagonista
No es necesario que el cajón o los cajones estén separados del mueble para que reciclarlos valga la pena. Conseguiremos grandes resultados si, en lugar de restaurar un mueble viejo o vetusto, como una cómoda o una mesa con cajones, nos centramos en éstos para transformar el conjunto del mueble.
Bien pintándolos, forrándolos -con papel de paredes, papel reciclado de revista, periódico, fotos e incluso con retales de tela (si nos atrevemos, sería genial almohadillarla) o con papel adhesivo tipo veleda- o cambiándoles el tirador, pongamos por caso, conseguiremos renovar el mueble de forma fácil. También será sencillo elegir colores y estilos que se integren con la decoración de la estancia.
De este modo, antes de retirar un mueble por considerarlo anticuado, aburrido, por estar cansados de él o simplemente por no combinar con la decoración, darles vida a los cajones puede ser una solución.
Cajones sueltos: mesitas, pufs, joyeros
Cuando el mueble es insalvable por estar roto, por tener carcoma o por cualquier otra razón, muy probablemente los cajones sí sean aprovechables. Dependiendo del tamaño y de otras características podremos darle unos u otros usos.
Si el cajón tiene unas medidas que nos parecen adecuadas para una mesita o un revistero, bastará con pintarlo y colocarle unas patas que podemos aprovechar de otros muebles o comprar en una tienda de bricolaje. De un modo fácil y económico tendremos un mueble de lo más original, que podemos personalizar como deseemos.
Siguiendo la misma idea, pero añadiendo un relleno que perfectamente puede ser un almohadón, retales viejos, etc., conseguiremos un reposapiés o pequeño taburete tipo puf.
Colgar el cajón en la pared, sin necesidad de más, es una forma ingeniosa y funcional de crear una estantería. En este caso, forrar el fondo, jugar con los colores o añadir algunas baldas puede hacer una gran diferencia. Los cajones pequeños son ideales para guardar joyas colgadas allí donde pongas unos ganchos o pequeños tiradores o pomos, tanto en el fondo del cajón como en los laterales exteriores, para que el collar cuelgue. Además, será muy decorativo.
Camas de mascota y almacenaje
Si los cajones tienen un buen tamaño, serán perfectos para añadirles unos ruedecitas y transformarlos en unas prácticos contenedores para guardar cosas debajo de la cama.
Las mascotas de la casa, sobre todo perros, gatos y conejos, encontrarán muy confortable un buen cajón mullido, bien almohadillando su interior o colocando un cojín. Si, además, queremos que sea una camita preciosa, podemos añadirle patitas, pintarla o forrarla con tela, cuidando siempre no utilizar pegamentos, barnices ni pinturas con elementos tóxicos, pues los animales pueden sufrir una intoxicación y, en todo caso, no será bueno para su salud ni tampoco para la nuestra.
En el caso de que te encuentres con cajones de distintos tamaños y formas, una divertida solución para darles salida a todos es animarse a buscarles una estructura confeccionada con recortes de madera que permita lucirlos y usarlos a modo de cómoda. El resultado, un mueble exclusivo, práctico y llamativo, además de eco-amigable.
Si el cajón tiene forma de bandeja, es decir, sus bordes no son excesivamente altos y sus dimensiones son las adecuadas, podemos usarlo como tal. O, por qué no, añadiendo separadores obtendremos una cajita muy práctica para guardar relojes u otros objetos. Será de gran utilidad para coleccionistas.