Como sinónimo de vacaciones y tiempo libre, el veranito invita a hacer cosas relajantes y distintas, entre otras trabajos manuales o bricolaje si somos de costumbres caseras. Pero, además de entretenernos, es importante que la actividad sea eco-amigable, dos requisitos que reúnen las sugerencias que te damos a continuación.
Aprender nuevas habilidades artesanales será fácil si aprovechamos las viejas camisetas de algodón para convertirlas en ovillos de un hilo muy especial, con un sinfín de posibilidades para tejer cualquier cosa que se nos ocurra. Sirve para hacer macramé o punto, sin problemas, y hacerlo es más sencillo de lo imaginas, como puedes ver en el vídeo tutorial.
Hacer originales pulseras también es una opción muy interesante para pasar el rato, sobre todo porque permite dar salida a los hilos, cintas y bisutería incompleta o que no utilices. En este caso, dejar volar la imaginación o inspirarse en otras creaciones es la clave del éxito.
Frutas y verduras en conserva
Si casualmente tenemos un pequeño huerto y la cosecha de frutas o verduras va más allá de lo que podemos consumir y/o regalar, hacer conservas para todo el año será algo útil que, además, nos ahorrará dinero al tiempo que dará uso a los frascos de vidrio vacíos que acumulamos en la despensa.
Ya en el terreno artístico, bien en solitario o acompañados, lanzarnos a la técnica del grabado nos brindará momentos de creación memorables que, además, acaben convirtiéndose en obras que poder colgar de las paredes o incluso regalar.
La técnica es sencilla y muy agradecida. Simplemente hemos de conseguir un sello (el tapón de un detergente o de una botella de agua, por ejemplo…), pintura y un lienzo (las paredes, muebles, papel, tela, etc.) en el que imprimir los dibujos, con formas geométricas o no, según dicte la inspiración.