Impresora 3D solar para construir casas

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El MIT no deja de estudiar la impresión 3D, con resultados asombrosos. Si ya fue noticia por su impresión en 3D de vidrio con el método G3DP, así como con la impresión de robots hidráulicos o, entre otras iniciativas, imprimiendo termoplásticos en el aire (Freeform 3D Printing), ahora se lanza a la impresión de edificios. Y el resultado es curioso e interesante.

Aunque la impresión en 3D de casas o edificios de distinto tipo no es una novedad, sí lo son algunas de sus características, posibles gracias a una impresora gigante de 3.675 kilógramos, dotada de un brazo mecánico y de orugas locomotoras para acceder fácilmente a distintos terrenos.

Menos impacto ambiental

La prueba se ha realizado con una construcción tipo iglú, de forma automática. Para su realización, aunque no tiene techo, se han necesitado 13 horas. ¿Su utilidad? Por un lado, permite una alimentación a través de energías renovables, y un acceso a lugares remotos, incluyendo otros planetas.

Lógicamente, también ayudará a abaratar no solo los costes de construcción sino también de los materiales, al tiempo que reduce la huella de carbono de las actividades arquitectónicas, ya que puede aprovechar materiales del entorno (reutilizándolos o aprovechando las materias primas de la zona), con lo que se acaba con el problema de la polución asociada al transporte.

El prototipo presentado (Digital Construction Platform) tiene algunas peculiaridades interesantes. No tanto por ser largo y extensible, aunque resulte impresionante verlo en acción, sino sobre todo porque es capaz de levantar objetos pesados al tiempo que lleva a cabo tareas con precisión.

Su exactitud es posible gracias a una especie de mano con la que puede realizar estos cometidos más complicados. En concreto, mediante el uso de diferentes herramientas intercambiables.

No es asequible, pues ronda los 230.000 euros, pero teniendo en cuenta su utilidad, rendimiento y alimentación a través de placas solares y batería, el coste no deja de ser relativo. Aunque todavía queda mucho camino para perfeccionarla y, en el futuro, que el prototipo llegue a comercializarse, si alguna vez se hace.

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