Lo bonito de esta casa japonesa es que parece que haya sido ella la que se ha metido en un jardín, y no al contrario. Ubicada en una aldea nipona de Shiga, Kofunaki House es un hogar para sus habitantes, entre los que también se encuentran los arbustos y los árboles.
El proyecto lo firma Alts Design Office y fue diseñada con la intención de que no fuera necesario salir al exterior, ni siquiera asomarse a la ventana, para poder vivir el cambio de las estaciones. No en vano, la casa permite vivir lo de afuera adentro. Estar en contacto con la naturaleza integrando jardines en todo su espacio, de dos plantas y alrededor de 130 metros cuadrados.
Como puede verse en las imágenes, las estancias son luminosas, los techos altos y predominan los colores claros y neutros de la madera de color claro en suelos, escaleras, techos y muebles, así como el hormigón en el suelo y o la grava en las zonas vegetales. De hecho, la luz natural es la que ilumina toda la casa durante el día. Es más, todo lo inunda, y lo hace a través de unas ligeras cortinas de lo más acertadas.
Por la noche, unas cuantas luces estratégicamente colocadas para iluminar las plantas consiguen una atmósfera tan serena y natural como decorativa. Lógicamente, éstas son un complemento al resto de la iluminación, colocada en plan convencional, es decir, de forma mucho más práctica. ¿Y habéis observado el toque de levedad y frescura que le dan las cortinas traslúcidas o, por ejemplo, el sofá puesto no frente al televisor sino mirando hacia afuera, frente a la doble puerta acristalada que da al jardín exterior?
Un proyecto sencillo que, sin embargo, consigue un efecto espectacular, relajante, con una atmósfera muy Feng Shui, y una invitación irresistible a llevar una vida minimalista con riqueza más espiritual que material. ¿No es genial?