Las luces LED llegan a todas partes. Como las arañas, trepan y alcanzan paredes y techos, viajando incluso en el tiempo para convertirse en lámparas de estilo antiguo, aquellas maravillosas iluminaciones palaciegas que provenían de las conocidas como lámparas de araña, valga la redundancia.
Ni cortas ni perezosas, estas luces LED han adoptado unas formas arqueadas simples y maravillosas en su conjunto, difíciles de definir, que consiguen un efecto también inefable, entre lo moderno y lo antiguo. Y he ahí el resultado: unas perfectas sustitutas de aquellas a las que imitan, con las ventajas ecológicas de este nuevo tipo de iluminación.
Su creador ha sido el diseñador Mathieu Leharneur, que las ha creado para un encargo concreto, por lo que son únicas, aunque visto el resultado, no tardarán en inspirar modelos similares por doquier.
Tradición y futuro
Si no las miras en perspectiva, parecen unos simples tubos LED enmarañados, pero todo se recompone y toma su forma armoniosa cuando se observan a una cierta distancia.
Aunque no lo parezca, para esta increíble reinterpretación de las lámparas de araña tradicionales, Leharneur se inspiró en la historia del castillo del sur de Francia que ahora las acoge, construido en el siglo XVIII. Concretamente en su uso festivo cuando la familia Borély hizo grandes celebraciones a su alrededor, con el castillo totalmente iluminado, hace más de trescientos años. Actualmente, el edificio está restaurado y tiene un gran valor histórico.
En fin, modernas como ellas solas, y antiguas también como sólo ellas pueden llegar a ser, despliegan todos sus encantos en ese castillo de Marsella (Château Borély), junto a candelabros, techos altos, frescos pintados en cúpulas iluminadas por tragaluces durante el día y, al caer la noche, por el resplandor de los LED.