Inventar el diodo emisor de luz LED ha valido a sus tres creadores, los japoneses Isamu Akasaki, Hiroshi Amano y Shuji Nakamura, la más alta distinción: el Premio Nobel de Física 2014, un descubrimiento que según anunció la Real Acamemia de Ciencias de Suecia, se inscribe en «el espíritu de Alfred Nobel» de hacer inventos que supongan un gran beneficio a la humanidad.
Dentro de ese beneficio a la humanidad, obviamente, se incluye el respeto al medio ambiente, que de forma indirecta benefica al ser humano. Tal y como subrayó el comité que concede el galardón, el LED es «una nueva luz para iluminar el mundo», más eficiente y respetuosa con el entorno.
Ahorro de energía
La tecnología LED no supone una revolución tan importante como la que pueda atribuirse a Thomas Edison, inventor de la bombilla incandescente, por primera vez de uso diario, pero sí puede afirmarse que desde entonces la mayor revolución en el mundo de la iluminación han sido los LED.
Su eficiencia y durabilidad marcan la diferencia. Tan sólo el 4 por ciento de la energía que recibe se convierte en luz, mientras los LED convierten en luz el 50 por ciento de la energía que reciben. Además, duran unas 100.000 horas, unas diez veces más que las bombillas tradicionales y no contienen mercurio, como sí ocurre con las bombillas compactas fluorescentes o CFL.
Veamos un ejemplo para entender la eficiencia en la práctica cotidiana: antes (excluimos las bombillas de bajo consumo), para obtener 1.200 lúmenes, lo necesario para iluminar una habitación, se necesitaban 75 vatios, y con la tecnología led bastan 6 vatios, y su eficiencia aumenta conforme van perfeccionándose.
El resultado, qué duda cabe, es positivo para el planeta y para nuestro bolsillo, sobre todo teniendo en cuenta lo cara que es la electricidad y el elevado precio que paga el medio ambiente, pues la iluminación supone un cuarto de la energía que consumimos.
Sin embargo, no todo es ventajoso. A pesar del ahorro de energía que suponen los LED, su precio es más elevado y al ahora de comprar no puede competir en este aspecto, si bien acaba saliendo rentable. También produce una mayor contaminación lumínica por su tonalidad azulada (son de luz blanca pero emiten un elevado porcentaje de luz azul), con posibles implicaciones para la salud ocular, según alertan algunos estudios. Además, su rendimiento depende de la temperatura ambiental, lo que también puede llegar a suponer una limitación.
¿Quiénes son sus creadores?
Auqnue los tres premiados son de origen japonés, uno de ellos ha nacionalizado estadounidense. Es Shuji Nakamura nació en 1954 en Ikata, Japón, y doctorado en 1994 por la Universidad de Tokushima, que actualmente ejerce como catedrático en la Universidad de California.
Otro de ellos, Isamu Akasaki es catedrático de la Universidad de Mejijo de Nagoya, nació en 1929 en Chiran, Japón, y se doctoró en 1964 por la Universidad de Nagoya, centro del que es catedrático emérito. Por último, Hiroshi Amano nació en 1960 en Hamamatsu, Japón, y es catedrático de esta última, donde también se doctoró.
El Nobel de Física del 2013 lo recibieron el científico belga François Englert y el británico Peter Higgs por su demostración de la existencia del bosón de Higgs una partícula subatómica sobre la que Stephen Hawking ha hecho declaraciones apocalípticas. Según afirma el conocido científico en Starmus, su nuevo libro, la inestabilidad del bosón de Higgs podría llevar al colapso del espacio y el tiempo, lo que supondría la destrucción del Universo. Por suerte, también admite que la probabilidad de un desastre del Higgs es remota, pues no disponemos de un acelerador de partículas capaz de alcanzar los niveles de energía necesarios. Sin duda, mucho más profundo que el invento de las luces LED, pero también menos práctico.