Los posos de café son un desecho muy habitual en el ámbito doméstico, si bien lo cierto es que puede reutilizarse de mil y un modos. En este post vamos a dar un repaso a algunos de los usos más habituales a la hora de hacer la limpieza doméstica.
Aunque sea difícil de creer, los restos del café pueden resultar muy útiles para llevar a cabo actividades de higiene y cuidado ambiental de lo más distintas, como ambientadores naturales, absorbeolores, quitamanchas o, por ejemplo, para eliminar la grasa de la vajilla o de otra superficie.
Limpieza eco con posos de café
Neutralizar olores, en efecto, es una de las utilidades más eficaces de los posos de café. De hecho, basta con una aplicación directa para lograr resultados en pequeños espacios, como un armario o un frigorífico.
Colocarlos sobre un platito o pequeño cuenco será muy efectivo, pero su efecto no nos durará más de dos o tres días. Lograremos una mayor durabilidad introduciéndolo en un tarrito o cajita con una tapa agujereada. O, aún mejor, añadiendo unas gotas de aceite esencial de café o de cualquier otra sustancia cuya mezcla nos resulte agradable.
Si queremos reparar algún que otro arañazo o desgaste de muebles de madera podemos aplicar una mezcla de aceite de oliva y posos de café. En caso de que la madera no necesite nutrirse, bastará con mezclarlos con un poco de agua y frotar con un paño para igualar el color.
Quitar la grasa en distintas superficies, como las baldosas, la vajilla, cubierto o las cazuelas también será mucho más sencillo si recurrimos a los posos de café. Los mezclaremos con agua caliente y pasaremos el estropajo.
También da muy buenos resultados añadir al detergente habitual, junto con unas gotas de vinagre y una pizca de bicarbonato. En especial nos ayudará a dejar bien desinfectado y reluciente el fregadero, la vitrocerámica o los fogones. En este último caso con cuidado con el vinagre, pues puede resultar abrasivo y estropear las superficies.
Si nuestras manos se manchan de grasa, algo muy habitual al cocinar o al realizar la limpieza doméstica, lavémonos las manos con posos de café, formando una pasta con el agua. De este modo, no solo acabaremos con la sensación grasa sino también con los olores y lograremos una piel más fina y suave.
Incluso levemente bronceada, al tiempo que nos hacemos un peeling, con lo que podemos extender su aplicación a los brazos e incluso otras partes del cuerpo y así lucir un saludable color de piel. A continuación, aplicaremos aceite vegetal bio para hidratar la piel (aceite de oliva, aceite de almendras dulces, etc.), y finalmente enjuagaremos. O, si lo preferimos, una crema hidratante de manos, lógicamente, sin necesidad de enjuagar después.
Con respecto a su uso como desatascador de tuberías, si se aplica de forma regular puede provocar problemas. No olvidemos que se trata de un compuesto orgánico, con lo que en un primer momento podría parecer que funciona pero a la larga quizá ocasione problemas de olores y hongos al descomponerse los restos que pudieran quedarse adheridos a otros desechos de alimentos en las paredes de la tubería.
Por último, no olvidemos que darle una segunda vida a los restos del café no significa luego tener que tirarlos a la basura. No necesariamente, al menos, con lo que lo suyo sería plantearnos si realmente podemos darle otro uso más. Muy a menudo la respuesta será afirmativa, por ejemplo cuando lo utilicemos como absorbeolores, pues al cabo de unos pocos días quedará inservible para este uso.
Por contra, los posos de café serán idóneos para la pila del compost o, por ejemplo, como fertilizante de la tierra o para su uso como repelente de insectos.