Manos cuidadas de forma natural


Cuidar nuestras manos sin recurrir a cremas convencionales de composición química es fácil gracias a productos naturales como el aceite de oliva o el aceite de argán, auténticos bálsamos para la piel.

En principio, mantendremos nuestras manos hidratadas si sabemos cuidarnos del frío, del viento y de actividades que las estropean. Simplemente hemos de protegerlas con guantes o buscando posibles alternativas a esa exposición que deteriora su aspecto. Sin embargo, bien sabemos que no siempre es suficiente con estas precauciones.

Por fortuna, para restaurarlas frente a la industria cosmética hay opciones naturales que, además, resultan bastante económicas, bien por el precio del producto, por ser alimentos habituales en la alhacena o por cundir lo suyo.

Cuidado intensivo

Conseguir una hidratación intensiva requiere que nos hagamos con unos guantes de algodón y que los llevemos puestos durante unas horas, previa aplicación de aceite de almendras dulces o de cualquier otro tipo de aceite orgánico, como el de argán, de rosa mosqueta o el de oliva. Hacerlo durante la noche es cómodo, por ejemplo, y del mismo modo obtendremos buenos resultados con menos tiempo de aplicación.

Otra opción consiste en poner las manos a remojo durante unos minutos en agua tibia a la que habremos añadido una pizca de sal y repasar medio tomate o limón para aclararlas. La patata es también muy efectiva para suavizarlas.


Obtendremos resultados fantásticos si mezclamos el aceite de oliva, un chorrito de limón o de ajo triturado y pasamos por manos y uñas con suavidad dejando actuar un par de minutos. Y, sea cual sea el tratamiento aplicado, no olvidemos secar bien las manos para evitar que se deshidraten. Hagámoslo dando pequeños golpecitos con una toalla hasta eliminar la humedad por completo para sí evitar la evaporación y el consiguiente resecamiento, siempre sin frotarlas.

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