En Madrid existe carril-bici, sí, pero es poco menos que absurdo. Su trazado no se ha diseñado para reducir el tráfico ni para que los ciclistas lleguen antes y con seguridad al centro de la ciudad. De hecho, las pocas zonas más o menos céntricas que poseen carriles-bici, como puede ser la calle Serrano, tienen el espacio acotado para que circulen los ciclistas invadido por contenedores, cajas de cartón, señales de tráfico o de obras y otros obstáculos que depositan, en muchas ocasiones, las propias tiendas de la zona.
Tampoco es de extrañar la situación, pues el carril-bici de la ciudad no está creado ni pensado por ciclistas, sino por políticos que lo único que quieren es poder presentar datos y, en definitiva, ganar votos. En este sentido, desde MediaLab Prado, un espacio para el debate y para el análisis de la ciudad, que trata de animar culturalmente la capital de España, lanza una propuesta que bien podría inspirar a otras ciudades: crear un mapa de los carriles-bici que realmente quieren o necesitan los ciclistas.
La idea es que sean los propios usuarios los que diseñen el carril-bici, lo que tiene bastante sentido, la verdad. Madrid amplía su red de carriles-bici, pero moverse en bicicleta por la ciudad cada vez es más difícil y peligroso. La contradicción es patente.
Lo que proponen, pues, la asociación Geomu2.0 y el grupo de trabajo Ciudad y Procomún de Medialab es que sean los propios usuarios de los carriles-bici los que, mediante un taller, tracen sobre un mapa de la ciudad una red de vías que convierta la bicicleta en una alternativa real y práctica de transporte para moverse por la ciudad.
El taller ha sido denominado «Un carril bici en Madrid es posible» y constará de cuatro sesiones, desde el 10 al 20 de febrero de 2012, celebradas en Medialab Prado. La idea es agrupar a la ciudadanía en proyectos colaborativos para mejorar la ciudad, creando un mapa de carriles-bici que resulten más realistas.
«Un carril bici en Madrid es posible» utilizará algunas herramientas tecnológicas relacionadas con la cartografía, como OpenStreetMap, WikiLoc, Ushahidi, Crowdmap, etc., de modo que, uniendo tecnologías de la web 2.0 y la colaboración ciudadana, se logre una ciudad más habitable y, sobre todo, más amigable para los ciclistas.