Montevideo, capital de la moda sostenible

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Que la ecología está de moda no puede dudarse, del mismo modo que es palmario que nos encontramos en una situación difícil para encontrar trabajo en buena parte del mundo, en especial si se quiere apostar por profesiones creativas y se es joven.

Unir ecología, moda y nuevos talentos en una sola iniciativa con el fin de abrir un escaparate donde los jóvenes diseñadores puedan mostrar sus creaciones sustentables es el objetivo del evento que acogerá la capitalina ciudad de Montevideo, en Uruguay.

Una apuesta por la Slow Fashion

En efecto, Montevideo se convertirá en la capital de la moda sostenible el próximo mes de julio. Un evento que se celebrará del 8 al 10 de dicho mes, constituyendo el primer evento internacional de la plataforma de moda latinoamericana Mola, cuyos lemas son las innovación, la tecnología y la sustentabilidad.

Una propuesta interesante no solo por lo que supone en cuanto a apoyo de proyectos sustentables, sino también por ayudar a integrar a los países de la región desde un enfoque integrador que busca a la par un impulso económico del sector, apoyando una producción amigable con el medio ambiente.

Diseño, sustentabilidad, innovación y tecnología como elementos que se suman para con el fin de lograr una proyección mediática mayor gracias a la participación de promesas y referentes de América Latina, Europa y Asia.

Asimismo, la plataforma abarca distintas disciplinas dentro del sector de la moda sostenible, en el que participarán sobre todo diseñadores emergentes y estudiantes, dando a conocer sus respectivas idionsincrasias, al tiempo que se logrará crear un crisol que reunirá la riqueza que poseen las distintas regiones como identidad colectiva.

Innovación, tecnología y sustentabilidad también se consideran los pilares para el desarrollo de la industria en el mundo, en línea con los valores que están imponiéndose, dentro de un enfoque global que persigue de forma prioritaria la reducción de las emisiones de carbono en el planeta.

Desde este enfoque, el evento también será un punto de encuentro privilegiado para el intercambio de ideas y la concienciación de los principios generales de cuidado del planeta, centrándose en particular en los principios del Slow Fashion.

Un concepto que por un lado es sinónimo de moda sostenible, y por otro la antítesis del término Fast Fashion o moda industrializada, enlazando a su vez con la iniciativa del comercio justo o equitativo, que tanto puede ayudar a poblaciones latinas y otros países en desarrollo para el fomento de la economía local con proyección global.

La filosofía que hay detrás del evento también apoya esta posición contraria a la moda industrializada, intentando unir educación ambiental con cultura, arte y moda para que «la creatividad fluya orgánicamente y la indumentaria sea un arte transformador«, según puede leerse en su página:

Es una propuesta que surge desde el pensamiento y empoderamiento de la juventud latinoamericana que desea dar aire y contenido a las nuevas tendencias; desde otras miradas y otras orillas para dar frescura a las propuestas ya tradicionales, ajustando la realidad a las contexturas, fenotipos, rasgos de belleza e identidad propia.

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El evento, en suma, pretende ofrecer respuestas al momento de «cambios, de cuestionamientos y de nuevos paradigmas» que está viviendo el mundo. ¿Su respuesta ante ello? Aprovechar el avance tecnológico no para fomentar el consumismo ni su consecuente impacto ambiental, sino para pisar el freno y preguntarnos «qué somos y hacia dónde vamos».

No en vano, la industria de la moda es «la segunda más contaminante después de la petrolera», apuntan en la comunicación de presentación del evento, y ello «debido a los modos de producción, los insumos químicos, los lavados y los desperdicios incontables que genera la producción de 80 billones de piezas nuevas por año».

¿Su solución? Decir adiós a las grandes pasarelas, al dictado de la moda que se ejerce de forma sistemática y poco ecológica desde París, Londres, Nueva York, Milán o Tokio. Como decía Serrat, el sur también existe, y además quiere vestir al mundo de forma sustentable.

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