El mitote es una palabra azteca que define un baile ritual de la cultura popular en el que los integrantes danzan al ritmo de sus voces. Desde el año 2000, el músico y pedagogo mexicano Daniel Sánchez ha organizado mitotes en trece estados de su país, así como en España, Italia, Canadá, Uruguay, Japón y Colombia.
El último proyecto de Sánchez es trabajar con niños de zonas vulnerables de Bogotá, para que ellos mismos, con material reciclado, construyan instrumentos de percusión y los toquen con la mínima formación musical y siguiendo su propio instinto.
Según Sánchez, la orquesta ayuda a crear un sentimiento colectivo en el que cada integrante se convierte en una pieza fundamental para lograr la armonía de todo el grupo. La orquesta Mitote tiene un lema: «La basura de unos es la riqueza de otros».
Esta orquesta ecológica y que busca la cohesión social en barrios pobres, aúna el arte con la conciencia ambiental. El arte no es de los artistas, según el músico mexicano. El mitote recrea la relación entre el individuo y el grupo. La idea es ligar a la comunidad a partir de la música y la ecología. Se consigue un grupo más solidario y que respeta el medio ambiente.
En los mitotes de Sánchez no se necesita saber leer partituras para entrar a formar parte de la orquesta. Una vez fabricados los instrumentos, se aprenden los ritmos a través de la repetición de frases que evocan los sonidos más representativos de sus tierras.
Sánchez reconoce que la orquesta Mitote no va a cambiar la situación de pobreza y miseria de sus integrantes. Pero es que no es ése el objetivo, sino que los niños, que viven en un entorno vulnerable y, a menudo, sufren maltrato, se sensibilicen a través del contacto con la música y la ecología. Que se expresen y se apropien de su espacio vital.