Los potitos bio son una opción de alimentación infantil cada vez más accesible. Numerosas marcas de productos ecológicos y otras generalistas, éstas mediante una gama específica, ofrecen potitos bio de todo tipo a través de tiendas bio, tiendas online especializadas, en las tiendas de esquina o, por ejemplo, en grandes superficies.
Incluso encontramos marcas blancas que las fabrican, respondiendo a la creciente demanda de productos naturales como alternativa a los procedentes de la agricultura y la industria cárnica intensivas. ¿Pero, realmente vale la pena utilizarlos, qué ventajas aportan?
¿Libres de residuos químicos?
La creencia general es que solo la alimentación bio nos asegura en frutas y verduras la ausencia de residuos de pesticidas y fertilizantes como, por ejemplo, los nitratos. También nos libramos de las hormonas y antibióticos que encontramos en la leche y productos cárnicos.
¿Es así, realmente? El certificado ecológico, lamentablemente, no garantiza la ausencia de estos componentes químicos. Y no solo porque sea imposible llevar a cabo un control exhaustivo de cada producto, sino por algo todavía más desesperanzador, como es la propia normativa de lo ecológico.
En efecto, los productos ecológicos pueden serlo perfectamente aún conteniendo restos de pesticidas. Eso sí, deben ajustarse al listado de productos químicos y otros elementos artificiales permitidos de forma excepcional, para determinados casos en los que se considere necesario su uso.
Por lo tanto, de forma general, los potitos bio no siempre están libres de estas sustancias, pero sí puede afirmarse que su presencia es mínima o, en todo caso, mucho menos que la que encontraremos en los potitos convencionales.
¿Los potitos bio son mejores?
Pese a no poder garantizar la ausencia de sustancias químicas, éstas sí son mínimas y, de forma específica, el consumidor puede intentar informarse sobre las prácticas empleadas por cada una de las marcas para llegar a conclusiones más fiables.
Por otra parte, hay estudios que permiten asegurar que los vegetales bio son más naturales, sanos y nutritivos. Entre ellos, un reciente estudio que demostró el mayor poder nutricional de los vegetales bio, así como otros muchos que nos previenen de la peligrosidad de los químicos en productos alimentarios.
Otro elemento a tener en cuenta a la hora de hacer valoraciones es el contexto en el que nos encontremos. Como es sabido, hay países que tienen una normativa más estricta que otros, y ello influye de forma decisiva a la hora de hacer comparaciones. No será lo mismo, por ejemplo, un país que lleva a cabo una estricta vigilancia del uso de colorantes, conservantes, edulcorantes aromas artificiales y otros aditivos que otras normativas más laxas.
En el primer caso, la diferencia entre los productos bio y los convencionales será mucho menor, pues la reglamentación controla la tasa de pesticidas o nitratos en frutas y legumbres y, en general, las materias primas mediante rigurosos controles.
Por lo tanto, la alimentación biológica no siempre es preferible, únicamente puede afirmarse sin ambajes en el caso de que la legislación deja mucho que desear en cuanto a los alimentos destinados a la nutrición infantil, una cuestión que hay que valorar en cada caso.
¿Los potitos bio son mejores?
Los purés hechos en casa con productos bio tienen la ventaja de poder controlar mejor las materias primas, sobre todo si conocemos personalmente al productor, algo relativamente fácil cuando se recurre a grupos de consumo, y también en el caso de que procedan de un huerto propio o de familiares y conocidos.
Recién hecho, y procedente de productos bio, lograremos un sabor más auténtico que, por otra parte, para el bebé no siempre resultará agradable. Aún así, puede verse como una ventaja para educar su paladar y acostumbrarlo a los diferentes sabores desde el principio.