Los jardines verticales son un fragmento de naturaleza en la pared de un edificio. La mayoría de las veces, en las ciudades. Son un gran panel verde que se ve desde muy lejos y desde diversos ángulos. Debido a su posición y a su aspecto son muy visibles. Llaman la atención. Y cada vez son más usados. Así que, ¿por qué no usarlos para contener publicidad? Una publicidad que aportaría beneficios a la sociedad (¡esto sí sería una revolución!), ya que mejoraría la calidad ambiental de la ciudad y aumentaría su biodiversidad.
Los jardines verticales atraen la atención de los ciudadanos por su colorido, su frescura y el contraste con el resto de elementos urbanos, grises, artificiales. Además, su sola presencia genera repercusión mediática y en su instalación se puede implicar a gente, convirtiendo su instalación en una evento festivo. Todo esto es lo que propone la firma de diseño arquitectónico Urbanolismo.
El formato publicitario puede ser de diferente tipo. Puede ser un formato valla (en la imagen), formato estándar de fácil ubicación y tamaño eficiente para instalar el jardín vertical. Permitiría crear una red ecológica de jardines verticales que integre especies de plantas y flores autóctonas.
Pero también se puede usar un formato de medianera. Con este formato se logra la máxima concentración de la naturaleza y el máximo impacto paisajístico en los centros de las ciudades. Toda una pared de un edificio repleta de vegetación. Y la inversión necesaria se puede pagar precisamente con la publicidad que luego se permita incluir allí.
Para el anunciante también tiene ventajas. La principal, que se asocia a la marca con el respeto al medio ambiente. Pero, además, patrocinando un jardín vertical se contribuye a reducir el efecto isla de calor en las grandes ciudades, a reducir la temperatura del interior del edificio en verano y a mantenerla en invierno y a absorber dióxido de carbono y otros gases nocivos, es decir, a que haya un mejor aire en la ciudad.
Foto | Urbanarbolismo