Si tenemos en cuenta el enorme tamaño y resistencia que tienen las velas de los barcos, lo cierto es que era raro que no hubiera alguna iniciativa para reciclarlas de mil y un modos. Son sorprendentes los resultados que consigue DVELAS, una empresa española que les insufla una segunda vida con un sinfín de propuestas.
En lugar de acabar cogiendo moho en un rincón o en vertederos, las velas usadas se revelan como una auténtica golosina para diseñadores ávidos de sacarles todo su jugo. En este caso, DVELAS logra diseños tan insospechados como estilos y también prácticos. Eso sí, el uso de sus sillas y demás mobiliario está pensado para su uso sobre tierra firme.
Un aire marinero
Es curioso cómo se respeta la materia prima para dar un uso útil (sombrajes, hamacas, sillas, pufs, etc.), tanto su color como la forma de tensarla o coserla con cuerdas, en un guiño fantástico a su genuina condición. Además de quedar estilosas, con un aire marinero, sus muebles son todo un símbolo en pro de una vida al aire libre, natural, integrados a la perfección en entornos abiertos. Además, proclaman a los cuatro vientos las bondades del reciclaje.
Las velas o, mejor, sus restos parecen querer contarnos una historia. Todas ellas sin excepción arrastran un pasado intenso al tiempo que miran al futuro convertidas en objetos sostenibles, modernos, que pueden mirar hacia el futuro.
Lo cierto es que sería una auténtica pena desaprovechar las velas desgastadas. Por muy deterioradas y remendadas que estén, aunque se jubilen para navegar, en realidad conservan cualidades muy interesantes para muebles de exterior o también los usados a tutiplén, como la resistencia al uso y a la humedad. Son perfectos junto a una piscina, en un comedor o, cómo no, también a la mismita orilla de la playa.