Buena parte de la basura orgánica doméstica puede servir para muy distintos usos en el hogar. Sacar partido de las pieles de los cítricos, manzanas, tomates, patatas y demás frutas y verduras es fácil y práctico. En este post vamos a ver algunos usos interesantes para el día a día.
En efecto, es importante tener ideas sobre qué podemos hacer con las pieles de frutas y verduras para saber qué hacer con ellas y no acabar echándolas al cubo de la basura. Aunque no lo parezca, hay todo un abanico de posibilidades, tal y como vamos a comprobar a continuación.
Usos en el jardín
Convertir las pieles en compost para mejorar la fertilidad de la tierra es un uso muy común. Para lograrlo necesitaremos una compostadora que podemos comprar o hacerla nosotros mismos.
En la pila de compost introduciremos restos de frutas, verduras, las cáscaras de huevo, posos del café, grama y hojas secas, cartón o papel sin tinta, sobre todo si es biodegradable, incluyendo los tubos del papel higiénico o de cocina. Se hará dentrod e un contenedor, alternando capas de tierra de unos pocos centímetros con otras capas de hojas, desperdicios y similares.
El abono natural que obtendremos servirá tanto para preservar la fertilidad de la tierra como para alimentar las plantas y nos será útil para su aplicación en huertos urbanos o jardines como para las macetas del balcón, pues se trata de un abono orgánico creado a partir de la acción de las bacterias, que acaban descomponiéndolo.
Además de compost, aprovechemos las pieles de cítricos en el jardín. Sus usos son numerosos, desde repeler a las hormigas hasta (triturarlas y colocarlas en la tierra) hasta insecticidas contra áfidos y otros insectos o parásitos. En este caso, será eficaz hacer una cocción y pulverizar.
Las pieles de plátano son ideales para hacer fertilizantes de distinto tipo y las de cebolla también son útiles para hacer decocciones o infusiones que pulverizaremos sobre las plantas para repeler los insectos. Igualmente, si en el compost tenemos lombrices para enriquecerlo, tengamos en cuenta que las pieles de cebolla les gustan especialmente.
Cocinar con pieles
Las pieles de fruta aromáticas son idóneas para dar sabor a panes, bizcochos, magdalenas, mermeladas… Eso sí, antes hay que lavarlas minuciosamente, sobre todo si no son ecológicas.
También podemos hacer un consomé o una base de caldo para una salsa aprovechando las pieles de verduras y hortalizas e incluso de las frutas. De nuevo, lavarlas a conciencia es importante.
Bien lavadas, las pieles de las verduras y hortalizas dan mucho juego en la cocina, en especial si nos decidimos a cocinar sin quitarlas. No siempre es posible hacerlo, pero en muchos casos la piel puede aportar sabor y nutrición extra a los platos. Sobre todo si los productos son ecológicos es una pena no aprovechar la fibra, vitaminas y minerales que se encuentran en la piel.
Incluso la piel de plátano, que parece inservible, tiene un sinfín de utilidades que incluyen usos culinarios, tal y como vimos en un anterior post.
Una vez exprimido un limón, naranja u otros cítricos también serán de gran ayuda para eliminar la grasa de las superficies de la cocina. Bastará con pasar la fruta ya exprimida para que ésta se diluya. Luego, lavar normalmente, sin más.
Belleza natural
La belleza verde con productos caseros es siempre mucho más económica. En este caso, nos sale gratis, pues de otro modo la piel iría a la basura. Básicamente, cualquier piel de fruta puede ayudarnos a vivificar nuestro rostro.
Podemos picarlas para hacer una especie de puré o aplicarlas tal cual (y mezclarlas con yogur, yema de huevo, aceites, etc.), desde la piel del tomate, del plátano, del pepino, manzana, melocotón o del aguacate hasta pasarnos la piel (evitando la zona de alrededor de los ojos) para nutrirla o hacernos un peeeling que arrastre células muertas.