La compañía Fakro ha desarrollado una ventana realmente útil, si bien la innovación no les corresponde a ellos, sino a la empresa Velux, que ya sorprendió hace una década con una idea similar. En todo caso, lo cierto es que sus sorprendentes ventanas en plan claraboyas, es decir, abiertas en los tejados, aprovechan la inclinación de éstos para que sus cristales puedan abrirse formando un balcón de lo más práctico.
Transformar una ventana en un balcón, sobre todo en estos casos de habitaciones situadas en las azoteas, consigue que su función de lucernario o tragaluz se complemente con la posibilidad de crear un nuevo espacio al aire libre, convirtiendo los lugares más altos de la casa en miradores privilegiados. Ya sea para admirar paisajes, para llenarse los pulmones de aire fresco o para tener una mini terraza, este diseño permite un cambio importante en las viviendas sin necesidad de hacer grandes obras.
Su ingenioso sistema permite abrir los cristales creando de forma simultánea una valla de seguridad a derecha e izquierda, mientras la ventana superior se desliza hacia arriba en un ángulo de 45 grados, simulando un balconcito bien cuco. Eso sí, el tejado ha de ser a dos aguas, que suelen ser muy populares en zonas frías y lluviosas, por lo que los paisajes verdes también piden más un balcón que una ventana.
Según la empresa que, como es normal, no duda en rizar el rizo para promocionar su producto, el balconcito tiene espacio suficiente como para poder cenar dos personas al aire libre o también puede utilizarse como lugar para relajarse después del trabajo y respirar aire fresco. Y, por supuesto, va de suyo, colocarla en habitaciones con ventanucos pequeños permite disfrutar de una abundante luz natural.
Los cristales y la estructura entera que conforma la ventana también han sido diseñados para que el interior esté aislado, una vez cerrada, por supuesto. Lógicamente, ha de ser así, porque menudo desastre sería que una ventana de este tamaño dejara pasar el frío o el agua, máxime cuando está colocada en pleno tejado. Otra ventaja es que su cristal evita el recalentamiento solar, y eso es vital para no sufrir un insoportable efecto lupa.
