Jessica Alba: de chica bikini a vender productos «no tóxicos»

Jessica Alba
Las celebrities muy a menudo se lanzan a la aventura empresarial. Pero no, no hablo de invertir sus grandes capitales aquí y allí para multiplicarlos, eso es casi obligatorio cuando el dinero te sale hasta por las orejas, sino de meterse en el rol de empresarios convirtiendo su proyecto en una marca personal.

No faltan ejemplos: los bolsos de Victoria Beckam, las cremas anti edad de Isabel Presley… y, si además la temática es el estilo de vida en lugar de moda o belleza, entonces el éxito será arrollador. Gwynteh Paltrow o Jessica Alba son dos exitosos exponentes.

En efecto, el estilo de vida de las celebrities vende, parece ser la nueva gallina de los huevos de oro. Ellas ponen la cara, el tirón mediático que atesora toda socialité, e incluso la de su familia (imprescindible si se vende estilo de vida), y promocionan productos de todo tipo que pueden ayudarnos a tener una vida más saludable y llena de confort. ¿También más feliz? Si consideramos bienestar y felicidad como sinónimos, entonces también nos hacen más felices.

En el caso de Jessica Alba, la combinación lograda es una auténtica bomba comercial, que desde un principio está generando unos beneficios estratosféricos. A la popularidad y belleza de la actriz se le suma la orientación del negocio al área de lo ecológico con la venta de productos de higiene para bebés y «no tóxicos», sin acabar de ser orgánicos.

Jessica Alba Honesto
Su compañía, The Honesto Co., no compite directamente con productos bio, si bien se benefician de la gran demanda que existe de ellos, ocupando un curioso espacio que está a medio camino entre el producto convencional y el orgánico. «Nunca nos hemos promocionado a nosotros mismos como verdes. Solo tenemos productos no tóxicos y altamente eficaces que están bellamente diseñados y son asequibles», explica el portavoz de la firma.

Objetivo: medir la toxicidad

La pega es que no hay transparencia a la hora de conocer los ingredientes exactos empleados para la elaboración de cualquiera de amplia gama de productos tanto de cuidado e higiene personal como doméstica. Sin embargo, para ellos eso no es un problema, como tampoco tienen ningún interés en ser ecológicos. Su objetivo es otro.

Su punto fuerte, afirman, es la obtención de calificaciones altas en análisis independientes que evalúan la inocuidad o, lo que es lo mismos, la presencia de niveles nocivos de los ingredientes. Si algún producto no se evalúa, entonces sí que consideran que hay un problema, al margen de la etiqueta que queramos colocarle, ya sea bio, orgánico, natural…

«Esto tiene que parar»

Para entender este planteamiento hay que retroceder en el tiempo. Hace siete años, una embarazada Jessica Alba probó un jabón suave para bebés y tuvo una erupción. Además, está familiariaza con los problemas de asma y alergias que la llevaron al hospital de niña en más de una ocasión. Pensó que la culpa en parte era de los productos químicos y toxinas que se encuentran en productos de uso diario. «Me preguntaba: ¿Qué está pasando? ¿Qué hemos hecho al mundo?», se preguntó, y así fue como de decidió a fundar su empresa.

«La gente me veía como una chica en bikini, tal vez no la más inteligente», explica, por lo que tuvo que esforzarse en cambiar su imagen para lograr que la tomaran en serio. Fue entonces cuando comenzó también su preocupación por la opacidad de etiquetas de ingredientes y de la normativa estadounidense sobre la composición química de los productos para el hogar.

«Más de 80.000 productos químicos son utilizados en el hogar sin estar probados», asegura. «Mi madre tuvo cáncer de cuello uterino en 23. Mi abuela murió de cáncer de estómago. Crecí con gente que estaba enferma. Mis amigas a sus 20 años no deberían tener dificultades para quedar embarazadas. Esto tiene que parar».

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