Beneficios de la leche ecológica


A diferencia de la leche convencional, la ecológica proviene de vacas que pacen al aire libre diariamente durante horas y, en caso de alimentarlas con pienso, éste es igualmente orgánico, es decir, no contiene restos de pesticidas ni de fertilizantes químicos.

A las vacas que dan leche bio tampoco se les administran hormonas de crecimiento como, sin embargo, suele hacerse normalmente para aumentar la producción de leche. Tampoco se les trata con antibióticos, algo muy habitual en las granjas convencionales para tratar la mastitis, una enfermedad que provoca la sobreexplotación de los animales, a los que ordeña en exceso, provocando inflamación, heridas e infección en las ubres.

Por lo tanto, encontramos un primer grupo de beneficios precisamente en lo que no encontramos, es decir, en la ausencia de hormonas, antibióticos y químicos. Además, lógicamente, de las ventajas que supone para las vacas poder pastar, disfrutar del aire libre y tener una relativa libertad de movimientos.

¿Qué dice la ciencia?

Son numerosos los estudios científicos que reconocen un mayor valor nutricional a la leche bio. Un estudio realizado en Dinamarca concluyó que la leche ecológica contiene niveles más altos de vitamina E, ácidos grasos omega 3, antioxidantes y niveles más altos de beta caroteno, que el cuerpo convierte en vitamina A.

Otros trabajos descubrieron que la leche ecológica es más alta en ácido linoleico conjugado (CLA) un tipo especial de grasa beneficiosa para el corazón y preventivos de la diabetes, según un artículo publicado en la prestigiosa revista Journal of Food of Science and Agriculture.


También se ha descubierto que las vacas alimentadas con hierba, es decir, las que pacen, producen más leche sin necesidad de ser tener que ordeñarlas de forma intensiva. Este trato más digno suele tener también que ver con la filosofía ética que caracteriza a algunas pequeñas empresas familiares.

Es decir, por extensión, muchas de las granjas ecológicas dan un mejor trato a los animales como parte de una serie de prácticas que derivan en beneficios medioambientales. Se trata, en suma, de un método de producción más respetuoso con los animales y con el entorno, por lo que consumirla es una manera de apoyar este modelo de producción, que normalmente no recibe el apoyo institucional necesario.

Mejor en verano

Si queremos obtener el máximo beneficio de la leche orgánica, siempre será mejor la obtenida durante los meses de verano o, para ser más exactos, durante la temporada en la que las vacas pueden pastar durante más tiempo. Tal cosa concluye, al menos, un estudio de la Universidad de Newcastle, en Reino Unido, tras comprobar que durante los meses de verano, justo en el periodo en el que pastaban más tiempo por el buen tiempo, la leche era particularmente beneficiosa por su riqueza en ácido conjugado linoleico o CLA9, llegando a alcanzar un 60 por ciento más en la leche ecológica.

Por otro lado, el estudio demostró que la diferencia esencial entre distintos tipos de leche radicaba sobre todo en el tipo de alimentación, con una gran diferencia en función de la temporada. De este modo, la leche de granjas orgánicas en las que los inviernos sean templados serán las de mejor composición nutricional.

Por último, el estudio británico no encontró diferencias significativas entre las cantidades de calcio y vitamina B12 de ambos tipos de leche, dos nutrientes fundamentales de la leche. Teniendo en cuenta que éstos se encuentran tanto en la leche convencional como en la orgánica de forma equiparable, la Fundación Británica de Nutrición destaca la importancia de tomar leche de cualquiera de los dos tipos.

Eso sí, puntualiza que si la leche que tomamos no es orgánica hemos de intentar suplir esa carencia de antioxidantes, vitaminas y ácidos grasos esenciales con otros alimentos. Por lo tanto, implícitamente se reconoce que la leche ecológica es más beneficiosa.

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