El reciclaje creativo siempre nos depara sorpresas, y ésta es de las de órdago. Antes de arrancar motores cargado de libros por los cuatro costados, este curioso tanque era un Ford Falcon de 1979, símbolo de la dictadura argentina, que dejará de producirse definitivamente en 2016.
Ahora recorre las calles del país convertido en una insólita biblioteca ambulante, ofreciendo libros a los transeúntes, y no sólo eso, porque además de su intento de dar una nueva vida a viejos ejemplares también es un símbolo pacifista.
Arma de ilustración masiva
El artista argentino Raúl Lemesoff es el padre de la criatura, un tanque capaz de devorar kilómetros por todo el país, incluyendo las zonas rurales de más difícil acceso. Su objetivo no es otro que extender la paz y el conocimiento por doquier, y para ello regala libros a quien se acerque.
La iniciativa se desarrolla dentro de la campaña 7up de publicidad global «Sienta bien ser tú» (Feels Good to Be You), que busca hacer cosas inspiradoras. En este caso, el proyecto tuvo su actuación estelar el 5 de marzo, día del libro, si bien se trata de una iniciativa a largo plazo, que ha supuesto una inversión de varios años para su puesta a punto.
El Ford Falcon ahora se ha convertido en un vehículo de estilo militar que en realidad sólo tiene de bélico el espíritu guerrero de su creador, empeñado en «atacar» a todo aquel que se deje para darle un libro, sin otro animus belli.
Como puede verse en las imágenes, la transformación del vehículo ha sido asombrosa. Incorpora alrededor de todo su perímetro estanterías en las que descansan más de 900 libros, entre los que abundan libros de poesía, biografías y, por supuesto, novelas y más novelas, todos ellos listos para finalizar su viaje en cuanto una mano se tienda hacia ellos.
Si la campaña internacional de 7UP buscaba celebrar la originalidad, el ingenio y la autenticidad, este proyecto no ha podido estar mejor elegido. Con su maravilloso y sorprendente proyecto, no cabe duda de que Lemesoff pertenece a ese tipo de gente extraordinaria que hace cosas inspiradoras y, todavía mejor, además tienen ese punto de sostenibilidad que en este blog tanto nos gusta.
Una reciclaje muy trabajado
Creer en su idea y no cejar en su empeño hasta hacerla realidad le supuso años de trabajo y mucho ingenio, sobre todo para la instalación de una torreta giratoria y un cañón, a modo de un tanque, así como los estantes interiores y exteriores para albergar libros, los suficientes como para no quedarse sin munición en cada ofensiva…
En este caso, la utopía y esa decidida apuesta por un mundo mejor tuvo su merecida recompensa. Ahora, su curioso invento se conoce en todo el mundo, y su idea corre como la pólvora. No tanto para que otros lo imiten, que también, sino para lograr que su mensaje llegue mucho más lejos de lo que puede hacerlo su vehículo. Porque, además de reciclar y dar un buen espectáculo, el artista consigue potenciar el gusto por la lectura de un modo agradable y divertido.
Eso sí, en realidad el libro no es del todo gratis. A cambio, Lemesoff pide algo. Cuando les tiende el libro, en ocasiones sin ni siquiera detener el vehículo, su demanda siempre es la misma, y además es condición necesaria. Los lectores han de prometerle que van a leerlo. «Mis misiones son muy peligrosas», bromea el artista, pero bien pensado, «no hay mayor peligro que la libertad sin educación», como dijo John F. Kennedy. O, parafraseando a Graham Greene, el peligro, como la lectura, es el gran remedio contra el aburrimiento.