Al margen de mitos y falsas creencias sobre los productos ecológicos u orgánicos, o de que es una verdad verdadera que difícilmente podemos encontrar productos que lo sean en su totalidad, lo cierto es que hay buenas razones para optar por lo verde a la hora de consumir.
La calidad nutricional es una ventaja importante. Si bien hay estudios que afirman que no hay diferencia entre unos y otros, la gran mayoría afirma que existen evidencias de lo contrario. Según un informe de la British Food Standards Agency, no puede afirmarse que los vegetales orgánicos sean más sanos que los convencionales, The Organic Center sentenció en 2008 todo lo contrario, basándose en un repaso de más de un centenar de investigaciones que concluían que los alimentos orgánicos son nutricionalmente superiores en 61 por ciento de los casos.
Sin añadidos
Relacionado con ello, no es necesario ser un lince para entender que libres de aditivos -hormonas, pesticidas, fertilizantes químicos, conservantes artificiales y demás- o, por ejemplo, prescindiendo de las habituales prácticas de cría o cultivo intensivo, incluyendo las modificaciones genéticas, la calidad del producto gana. Lo hace tanto en salud para el consumidor como, en muchas ocasiones, en conseguirse un sabor mucho más genuino.
La sostenibilidad es también una razón de peso a considerar. Si bien la mayoría de los productos orgánicos tienen un precio más elevado que el resto, por otra parte ello obedece, entre otras cosas, a que es un mercado minoritario. Por lo tanto, apoyar la agricultura o la ganadería ecológica es un modo de fomentarlo. Eso sí, también hay que tener en cuenta que muchos alimentos son más caros por cuestión de marketing, sin más.
La cuestión ética no puede pasarse por alto si de productos ecológicos hablamos, tanto si se trata de respeto ambiental como del animal, aunque en este segundo caso lo ideal sería hacerse vegano. Si no lo ideal, sí lo más coherente.