La idea es mágica, maravillosa desde un punto de vista tanto práctico como ideal. O, como dice su autor, el artista holandes Daan Roosegaarde, se trata de un carril bici diferente, un ejemplo de «tecnología poética»: por un lado inspirado en La noche estrellada, una de las obras más conocidas de Van Gogh, y por otro basado en un sistema de iluminación sostenible basado en minúsculas luces LED alimentadas por energía solar.
Así es, la hermosa creación de Roosegarrde se ilumina por la noche gracias a un sistema de luces LED que devuelven a la noche la luz que durante el día fueron capturando unos paneles fotovoltaicos. Lo hacen salpicando de luz un camino que parece hecho de un cielo tachonado de estrellas, consiguiendo un efecto tan emocionante que no es de extrañar que se haya convertido en un proyecto viral en tan sólo unos días, desde que fuera inaugurado esa misma semana en Holanda.
Concretamente, el carril discurre por Brabante, el condado holandés donde nació y se crió el pintor, uno de los principales exponentes del posimpresionismo. De hecho, esta versión sostenible e increíblemente bella de un carril bici forma parte de la famosa ruta ciclista de Van Gogh.
Arte, sostenibilidad y ahorro
Casi casi como si los pinceles de Van Gogh hubieran trazado un camino de luz sobre la misma naturaleza que tanto amaba y recreaba en sus obras, el carril brilla intensamente de noche para satisfacción de los ciclistas. Y también de los seguidores de su obra, pues su inauguración es un homenaje al genio en el Año Internacional de Van Gogh, que conmemora el 125 aniversario de su muerte (Zundert, 30 de marzo de 1853 – Auvers-sur-Oise, 29 de Julio de 1890).
Un sinfín de luces LED de pequeño tamaño permiten iluminar el carril, de varios kilómetros de largo, arremolinándose de un modo muy particular, recreando el famoso cuadro del artista universal, dibujando brillantes formas a lo largo del camino.
Más allá de las emociones, el carril ayuda a cuidar el medioambiente y a ahorrar en alumbrado público, si bien su construcción ha supuesto un desembolso importante, de 700.000 euros, apoquinados entre varios gobiernos regionales. Abrumado por el exitazo de su obra en las redes sociales, Roosegaarde ha visto satisfecho su deseo de transmitir sensaciones especiales:
Quería crear un lugar en el que la gente experimentara de manera especial, combinar la tecnología sostenible con la emoción y las experiencias inolvidables: eso es lo que significa la tecno-poesía para mí.
Otros carriles bici insólitos
En Virginia (Estados Unidos) hay un carril bici que deja anonadado. No sólo puedes pedalear entre los árboles a más de 48 metros de altura, sino que además el mismo carril está fabricado a partir de una vieja vía de ferrocarril. Por él pueden pasar bicicletas, caballos y personas y se le conoce con el nombre de High Bridge Trail y las vistas son increíbles.
En Amsterdam, capital holandesa, también hay un carril bici excepcional, único en el mundo. Cruza el Rijksmuseum, la famosa pinacoteca de la ciudad, a través de un pasadizo que se convirtió en carril bici tras rehabilitarse.
Aunque Amsterdam es una urbe que promociona la bicicleta, sin embargo hubo que reivindicar ese túnel ciclista con fuerza. Las asociaciones ciclistas de la ciudad ganaron en su lucha por la rectificación del proyecto. Finalmente, se intercomunicó los patios para crear un túnel para bicis, en lugar de una entrada al museo, como estaba pensado.
La decisión no sólo representa una victoria ciudadana, sino también una ganancia a nivel turístico, pues el pasadizo se ha convertido en todo un símbolo de la ciudad. Curiosamente, la reforma la llevaron a cabo dos arquitectos sevillanos, Antonio Cruz y Antonio Ortiz.