La comida convencional, es decir, en este caso no ecológica, tiene restos de pesticidas. Eso no se discute, ni alarma a nadie. Siempre y cuando esos porcentajes respeten los porcentajes permitidos y éstos no estén prohibidos, difícilmente podemos hablar de noticia.
En esta ocasión, sin embargo, ha sido noticia el hecho de que se encuentren pesticidas en los cereales del desayuno por su variedad y posible riesgo. Según el estudio que acaba de publicar la asociación francesa Générations futures, hay motivos de preocupación que van más allá del simple hecho de resultar más saludables los productos bio.
El riesgo está en el cóctel
Fieles a su misión de alerta sobre cuestiones relacionados con la presencia de pesticidas en los alimentos, la ONG difunde una nueva investigación sobre la contaminación de la alimentación a través de los perturbadores endocrinos que podrían encontrarse en la comida. En concreto, en los cereales de desayuno no ecológicos.
El estudio concluye que el ciento por ciento de los cereales de desayuno no ecológicos analizados contienen residuos de pesticidas. Por contra, no se encontraron en ninguno de los ecológicos tras estudiar un total de 20 marcas de muesli. En concreto, 15 que utilizaron ingredientes de la agricultura clásica y 5 de la agricultura ecológica.
La variedad de pesticidas sorprendió a los científicos. En las 15 pruebas no bio testadas se encontraron 141 residuos, y de ellos 70 no pudieron ser cuantificados. Además, de esos 141 restos 81 eran posibles disruptores endocrinos. Es decir, sustancias sintéticas que capaces de alterar el sistema hormonal.
Es decir, alrededor del 60 por ciento del total que, por otra parte, se presentaba en una concentración promedio de 177 miligramos por kilo. Sin embargo, los investigadores no subrayaron especialmente este aspecto, puesto que esta cantidad no supone un riesgo para la salud. Entre otros, la «disminución de la fertilidad, diabetes y efectos al sistema inmunológico o respiratorio».
No si tenemos en cuenta las recomendaciones actuales que se reflejan en las normativas, basadas en evidencias científicas. Eso sí, en cualquier momento un nuevo hallazgo podría aportar nueva información que echase por tierra aquellas, algo que puede ocurrir fácilmente en estos casos, nunca suficientemente estudiados.
Sea como fuere, en esta ocasión, analizadas de manera individual, las cantidades de cada pesticida halladas no suponían un problema de salud, según lo establecido por ley. El mayor riesgo se encuentra en otra circunstancias, alerta la organización.
De acuerdo con el estudio, el problema radica en el cóctel de pesticidas que encontramos en las muestras. Un cóctel químico del que se desconocen sus efectos, sencillamente, porque la ciencia no tiene respuesta para ello.
La asociación previene a la población al respecto. Considera, en línea con otras asociaciones ecologistas, como Greenpeace, que estas mezclas de pesticidas podrían provocar serios daños a nuestra salud.
Las encontramos en todo aquel producto que reciba distintos tipos de productos químicos en forma de pesticidas, fertilizantes o, por ejemplo, al contaminarse con plásticos que también están en el punto de mira, como el BPA.
A su vez, la asociación realiza una interesante comparación. Sin dejar de reconocer que las concentraciones no sobrepasan lo legal para un consumo no mayor de los 100 gramos de producto diarios, sí lo harían en caso de encontrarse en el agua.
En este caso, la concentración de pesticidas encontrada en los cereales es 354 veces superior a la concentración máxima admitida en el agua potable. Sin duda, da que pensar. En su caso, no solo buscan sensibilizar a la población sobre la presencia de pesticidas en los alimentos. También instan a las autoridades europeas a tomar cartas en el asunto.
Por último, entre otras marcas, el estudio incluyó la de Kellogg’s, Nestlé y Jordans, así como marcas blancas de Auchan, Leclerc o Carrefour. Se trata de una muestra bastante amplia.