Cerrar el grifo para no malgastar agua


No despilfarrar el agua del grifo es una de las ideas más sencillas que podemos poner en práctica para cuidar del planeta y, de paso, ahorrar un buen dinerito en la factura del agua.

La cantidad de agua que desperdiciamos en tan sólo unos segundos es razón más que suficiente para plantearnos la necesidad de cambiar de hábitos mientras fregamos los platos, nos lavamos los dientes o, por ejemplo, al afeitamos.

Tampoco vamos a decir que ahorrar agua es salvar el planeta, pero si sumamos la cantidad desperdiciada por gran cantidad de personas, entonces la percepción cambia. Como ocurre con tantos gestos cotidianos, son granos que no hacen granero pero ayudan al compañero hasta acabar haciendo una gran diferencia.

Además, en realidad no cuesta nada llevarlo a cabo una vez se adquirido la costumbre, no hay mayores dificultades, si bien ayuda mucho que toda la familia se implique y unos regañen a otros cuando el agua se quede abierta o, por qué no, sería buena idea extenderlo también a la luz.

Dientes, platos y afeitado

Es algo bastante habitual dejar el agua correr mientras nos lavamos los dientes, lo que supone un gasto absurdo de unos 10 litoros de agua por minuto o de 26.000 litros de agua de media por familia y año. Lo mismo ocurre cuando nos duchamos, afeitamos o depilamos, pongamos por caso.

Por otra parte, hay quien piensa que lavar a mano la vajilla es más ecológico que utilizar el lavavajillas, y si bien la cuestión energética sí está a favor de lo manual, el gasto de agua es mucho menor con el electrodoméstico, sobre todo si tenemos la mala costumbre de fregar con el grifo abierto.

En el caso de fregar a mano y querer minimizar el gasto de agua, un truco es enjabonarlo todo primero y enjuagar al final, de una sola vez. Y, POR


La opción de los grifos con sensores que se abren y cierran de forma automática cuando detectan las manos o un objeto es muy interesante, pero tampoco son necesarios para gastar el agua justa en el hogar. Su punto fuerte es la higiene, pues tocamos menos el grifo y se conserva más limpio.

Atajar estas malas costumbres y cambiarlas por hábitos que nos permitan ahorrar agua es tan sencillo como proponérselo e insistir hasta conseguirlo. Seguro que lo logras antes de lo que imaginas…

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