El consumo sostenible se enmarca en un uso de los recursos eficiente, que garantice o al menos busque la preservación de los recursos para el futuro.
A nivel de producción, el concepto se relaciona con el desarrollo sostenible, y ello implica un uso eficiente de esos mismos recursos, que a lo largo de su ciclo de vida acaban llegando a los consumidores. Por lo tanto, el shopping ecológico es el último eslabón de la cadena, tras la producción y la distribución.
¿Existe el shopping ecológico?
Normalmente, el término shopping se relaciona con salir de compras, más por darle gusto a la voracidad consumista que por necesidad. Es decir, la empleamos de forma deliberada, pues su connotación es clave para orientar el post.
¿Entonces, shopping y ecología son compatibles? Por un lado, el término como anglicismo rezuma a consumismo de forma importante. Aún así, no puede negarse que hasta el shopping puede asociarse a determinadas buenas prácticas.
Por lo tanto, en este mundo imperfecto, en el que ir de shopping es prácticamente un hobby, los eco gestos también pueden hacer una gran diferencia. El shopping ecológico, así pues, es posible cogiéndolo con pinzas, pero como suele decirse, menos da una piedra.
Consumo sostenible y shopping
A la hora de salir de compras para ver qué cae, lo suyo es controlarnos. Nos lo agradecerán el bolsillo y también el planeta, pues nuestras decisiones de compras están relacionadas con eso que tan acertadamente se ha convenido en llamar compra compulsiva o compra por impulso.
Conciliar consumo durable y shopping es complicado, qué duda cabe. ¿Cómo reprimirnos, qué hacer in situ? No se trata de sentirse culpable por haber comprado esto y aquello sino de reflexionar aunque sea durante unos segundos.
Hagámonos preguntas como si realmente necesitamos ese artículo o si tenemos otro modo de conseguirlo. Quizá reciclando, pidiendo prestado, haciéndolo nosotros mismos o comprándolo de segunda mano, adquiriéndolo entre varias personas e incluso compartiéndolo podemos salir del paso.
Por otro lado, salir de compras por hobby puede convertirse en u interesante ejercicio comparativo. En lugar de buscar solo un precio más económico sería interesante optar por aquellos productos más sostenibles.
Es decir, descartemos los que tengan una huella de carbono excesiva, ya sea por transporte o por el proceso de producción, pongamos por caso. Elijamos aquellos que impliquen menos polución o impacto ambiental en su fabricación, uso y luego al desecharlos.
También nos ayudará a hacer una compra más verde centrarnos en la eficiencia energética, en su durabilidad, en su multifuncionalidad o, por ejemplo, en el tipo de materiales empleados en su fabricación.
Sería ideal conjugar nuestra salud con la del planeta. Son muchos los ejemplos que podemos citar, entre otros elegir alimentos orgánicos locales antes que comida solo bio, que tenga una elevada huella de carbono. Y, por supuesto, siempre será mejor ésta última opción que no otra que sume huella de carbono u otro tipo de polución y empleo de productos tóxicos.
La ropa también puede ser saludable y ambientalmente sostenible, en cuyo caso optaremos por materiales orgánicos (algodón ecológico cada vez es más empleado) que además no provengan de demasiado lejos. Rizando el rizo, si además indagamos dónde se ha cultivado y se ubican las fábricas será fácil toma decisiones.
Un tarea casi de Sherlock Holmes, es cierto, pero cuando tenemos una serie de marcas favoritas si obtener estos datos es factible acaba valiendo la pena. O, yendo a lo fácil y seguro, apostemos por el comercio justo que además lleve a cabo prácticas ecológicas. Aunque también es cierto que la huella de carbono suele ser elevada y, sea como fuere, siempre tenemos la opción de sustituir el green shopping por otra afición… ¿Qué tal leer un buen libro?