Cuidar el cabello reseco con productos naturales


El aceite de oliva, el aceite de coco, la yema de huevo, la mayonesa o el aceite de argán pueden hacer maravillas con nuestro pelo estropeado. El truco es no llegar a las raíces para conservar el volumen del pelo y aplicar durante el tiempo suficiente.

Por un lado, se entiende que las casas cosméticas luchen entre ellas por acaparar más cuota de mercado, pero ello les lleva a introducir entre sus ingredientes elementos químicos que no benefician precisamente a nuestra salud ni cuidan el entorno. La naturaleza, sin embargo, nos regala productos orgánicos que son un auténtico regalo por su eficacia e inocuidad.

A su vez, los tiempos de exposición de acondicionadores capilares y mascarillas son cada vez más cortos, quizás también por ese afán de resultar atractivos en cuanto a comodidad y facilidad de uso. Sea como fuere, los productos naturales precisan de actuaciones prolongadas si deseamos maximizar los resultados, en este caso la suavidad e hidratación del pelo.

Aplicar en las partes estropeadas

Aunque es un poco fastidioso andar con el producto puesto en el pelo, los resultados merecen la pena. Un truco para que no nos resulte tan molesto consiste en aplicar sólamente en la parte del pelo dañada, ya sean las puntas o una extensión más larga de cabello. Luego, recogemos el pelo en un moño o con una sencilla coleta y nos olvidamos durante un par de horas hasta lavarlo.


El huevo y la mayonesa cantan lo suyo, pero el aceite de oliva, de argán o de coco no son un problema estético si nuetro estilo es de cabello efecto mojado o si, por ejemplo, vamos a la playa. Por suerte, son productos biodegradables que no contaminan el mar si nos bañamos, además de protegernos del sol.

Tras lavar el pelo tratado previamente con cualquiera de estos reparadores naturales obtendremos un pelo más resistente, nutrido y lleno de vitalidad. Si deseamos mezclarlos, no hay ningún problema. Sugerimos por ejemplo, hacer una crema capilar regeneradora con un huevo entero, una yema de huevo, el zumo de medio limón pequeño y una taza de aceite de oliva.

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