El consumo de soja y la deforestación


Llenar nuestro plato o vaso de rica soja no transgénica no es siempre sinónimo de un vida verde, al menos no en lo que respecta al drama que se esconde detrás de los cultivos extensivos de este vegetal, responsables de la deforestación de extensas áreas de bosque donde habitan animales, muchos de ellos en peligro de extinción.

Pero no sólo eso, porque una de las mayores demandas de este vegetal viene desde la industria animal y de alimentación de mascotas, pues la soja forma parte de un sinfín de piensos para animales de compañía, pollos, cerdos y , también de un modo que pasa desapercibido, en alimentos procesados.

Ese crecimiento exponencial de la demanda ha hecho que la organización ambiental WWF denuncie la deforestación de hábitats claves para la supervivencia de fauna y flora tremendamente valiosos, como ocurre con la pérdida de grandes zonas del Amazonia o de otras zonas boscosas o praderas de Estados Unidos, Brasil, Argentina, Bolivia y Paraguay.

Especies en peligro

La pujanza del mercado de la soja está llevando al declive a un buen número de especies vulnerables o directamente a punto de desaparecer por ésta y otras razones, como el jaguar, el oso hormiguero, el armadillo y el guacamayo.


Los cultivos de esta leguminosa se extienden por razones económicas obvias, a menudo como monocultivo cuyo aumento produce un impacto negativo en el medio ambiente y en las zonas cercanas, pues la fumigación tiene efectos nefastos sobre las poblaciones rurales próximas, al tiempo que modela a su favor los modelos agrícolas de numerosos países.

El futuro pinta negro, pues desde hace medio siglo se ha multiplicado por diez la superficie cultivada de soja, alcanzando actualmente un espacio que supera el millón de kilómetros, y con previsiones que meten miedo. Según la FAO, de aquí a 2050 la cifra se duplicará.

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