Realizar una adecuada gestión del agua es uno de los grandes retos porque es un recurso cada vez más escaso y que no siempre se trata o se recicla de forma adecuada. De hecho, las aguas residuales se han convertido en auténtico problema, que redunda a su vez en consecuencias negativas para el medioambiente. Afortunadamente, se va avanzando en diferentes soluciones que permiten tratar este tipo de aguas. Una de las últimas que se ha dado a conocer es a través del papel de oficina.
La investigación
La investigación ha sido desarrollada en el seno del Departamento de Química Orgánica de la Facultad de Ciencias Químicas (FCQ) de la Universidad Autónoma de Coahuila (Uadec).
Esta línea concreta se ha centrado en un proyecto de nanocristales de celulosa para el tratamiento de aguas residuales que se producen en sectores de actividad como sucede con la industria textil.
El objetivo de este proyecto es dar una alternativa para tratar las aguas residuales contaminadas con colorantes de las empresas para lo que se están empleando nanocristales de celulosa.
En concreto, el desarrollo se ha centrado en trabajar la celulosa que queda cuando se elimina en la fabricación del papel la lignina y la hemicelulosa a la madera. De esta manera, queda un polímero natural formado por azúcares.
Pero, además, tiene la característica de su estructura, que se define en dos fases, siendo una la cristalina y otra la fase amorfa. Cada una de estas fases, acepta diferentes usos, aunque en el caso del tratamiento de estas aguas residuales, se perfila como mejor solución la parte de los nanocristales de celulosa.
Doble beneficio
Para este proyecto, en concreto, la investigación se ha centrado en el papel de oficina, que es a su vez un residuo del que se pueden obtener esos nanocristales de celulosa y modificarlos para la remoción de un colorante textil. Para remover el colorante de las aguas, además se han desarrollado soluciones sintéticas de azul de metileno y también se han utilizado nanomateriales.
En la práctica, este desarrollo se centra en modificar estos nanocristales y en centrifugarlos en las aguas residuales para crear como una especie de sustancia gelatinosa, que es la que absorbe el colorante que contamina las aguas.
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