Farolas que reducen la luz cuando no hay nadie cerca


Por la noche (al menos, de domingo a jueves), la mayoría de las personas se encuentra durmiendo apaciblemente en su cama. Sin embargo, millones de luces en todo el mundo están encendidas iluminando las aceras desiertas de las ciudades. No es posible prescindir de ellas, claro, pero el alumbrado nocturno es, sin duda, uno de los servicios al ciudadano menos eficiente energéticamente hablando.

Por suerte, la tecnología viene en nuestra ayuda. Técnicamente no presenta ninguna complicación. Sólo hay que instalar sensores que detecten cuándo es necesario que se encienda la luz de la farola.

En algunas localidades ya se están llevando a cabo pruebas en este sentido. En España, el municipio de Sant Joan, en Alicante, será el pionero en implantar este sistema. La empresa Phillips está colaborando en su instalación.

Así, en Sant Joan, y dentro de la estrategia de ahorro energético que está desarrollando su Ayuntamiento, las calles del centro de la ciudad cuentan con un sistema de iluminación inteligente que adapta su luminosidad al flujo del tráfico, al paso de las personas, a la luz que haya en el ambiente y al hora del día.

El sistema se llama Lumistep Xtreme y adapta la duración del alumbrado nocturno calculando su punto medio. A partir de este punto, reparte las horas de reducción del flujo de las lámparas y su potencia. Durante las horas de baja intensidad, el sistema es capaz de cambiar la luminosidad dependiendo de la cantidad de tráfico que pase bajo sus bombillas. Además, se puede usar con el sistema Cosmópolis de Philip, que ofrece una luz de gran calidad pero que no molesta a los ojos y ahorra costes de mantenimiento.

Cuando el sistema esté completamente instalado, se evitará la emisión de más de cuarenta toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera y supondrá un ahorro de más de 100.000 euros anuales en el consumo eléctrico de la iluminación urbana.

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