Ideas para reciclar latas

Hace poco más de doscientos años, concretamente en 1810, Peter Durand inventó la lata de conservas para almacenar y hacer durar los alimentos, y su uso no tardó en popularizarse en todo el mundo. Más allá del uso alimentario, en cierto modo repetitivo, reutilizarla es todo un reto para la imaginación.

En efecto, reciclar latas de todo tipo, con sus diferentes formas, tamaños y colores, permite convertir una simple lata en los más variados objetos, normalmente con mucha facilidad. Aunque tener habilidad para las manualidades es una gran ventaja a la hora de conseguir hermosos resultados, también es cierto que en muchas ocasiones bastará con seguir unos sencillos pasos para lograr lo esperado e incluso superar nuestras expectativas.

Mil y un organizadores

Uno de los usos más socorridos de una lata es convertirlo en lapicero, ya sea directamente, quitándole o no su etiqueta de papel para dejarla desnuda o forrándola con otro papel o tela e incluso pintándola. Si hacemos varios, bien colocándolos de forma horizontal (formando una pirámide o uno al lado del otro, modulares) o de pie, podemos sacarle más partido como organizadores de escritorio, en la cocina, en un pequeño taller de bricolaje o con cualquier otro fin.

Pensar en la utilidad que va a dársele es una manera fácil de orientarnos a la hora de decorarlas. Lógicamente, no nos inspirará lo mismo un laterío que vayamos a destinar a organizar las cosas en su escritorio que otras latas pensadas para la cocina o para el jardín.

Como contenedores también tienen infinidad de posibilidades, desde su uso como florero hasta su reciclaje como macetas. Según sea el tamaño de la lata podrán hacer la función de este tipo de objetos o, en caso de las latas medianas, que son las más habituales, simplemente tendremos que contentarnos con su reducido tamaño.

Una solución es poner varias latas, formando un vistoso conjunto que podemos decorar combinando con gusto colores, telas o papel para forrarlas. Quedarán geniales sobre una mesa, colgadas de un hilo, cadenita o alambre… Y, en caso de usarlas como macetas no olvidar hacer unos cuantos agujeritos en su base para facilitar el drenaje.

Portavelas y farolillos

Las latas son una materia prima idónea para hacer tanto portavelas como farolillos. Por un lado, los portavelas tan sólo requieren reutilizar la lata tal cual, cortándola a la altura deseada, en función también de cómo sea la vela, o utilizando directamente las latas más pequeñas.

También podemos hacer orificios en las paredes de la lata para crear un efecto de halo e incluso crear formas geométricas o cualquier otro dibujo. Quedan preciosos los corazones, mariposas, flores o simplemente agujeritos al azar para un bonito efecto estrellado.

Esta misma técnica se utiliza para los farolillos. Para que el dibujo nos salga mejor podemos ayudarnos de una plantilla, que superpondremos para facilitar la tarea, fácil de realizar si nos ayudamos de un clavo y un martillo. Puedes usar clavos de distintos tamaños para lograr agujeros distintos. Pueden pintarse y el toque final será el alambre en forma de asa, que sujetaremos por los laterales, como si fuese un cubo de agua.

Más ideas

Las latas son un filón para el reciclaje creativo, por lo que su capacidad de transformación es sorprendente. Será divertido y útil convertirlas en comederos para pájaros silvestres o hacerlas servir como molde cortador de masa para hacer galletas, ya sea en forma redondeada, ovalada o, por ejemplo, moldeándola levemente, en forma de corazón.

Los niños, por último, también lo pasarán en grande con juguetes improvisados con latas, como unos pequeños tambores colocando una parte tensa en su superficie, que ataremos con una goma. O, si son niños parlanchines, fabricaremos un teléfono fácilmente: sólo hay que atar una cuerda a cada lata (lo pasamos por un agujero que habremos hecho antes) y a continuación hacer un nudo para que no sujetarlo. ¿Y, qué tal atar las cuerdas a unas latas grandes y convertirlas en unos divertidos zuecos?