No estaría nada mal poder unir ocio y compromiso ambiental. En este caso, la idea es ya una realidad, y consiste en ayudar a limpiar los océanos simplemente disfrutando de un día de playa. Eso sí, con chapuzón incluido y bikini de diseño exclusivo.
Así es, imprescindible darse un bañito enfundados en un bikini único para hacer realidad esta loca idea, a la vez tremendamente cuerda. Nos la traen los diseñadores de dicho trajecito de baño, un dos piezas un tanto excéntrico, si bien su función aún resulta más insólito, si cabe.
Un traje de baño ambiental
El «spongesuit» o traje esponja es un bikini muy particular, que empieza a serlo porque aparece ante nuestros ojos vomitado por una impresa en 3D. Aún siendo una rara avis, no deja de tener un moderno y sexy diseño o, al menos, lo intenta.
Su punto fuerte es otro: su material, pues lo conforman unos componentes que absorben la polución de las aguas. Fiel a su nombre, lo hace chupándola cual esponja. Es decir, la tecnología forma parte del mismo traje, siendo el bikini mismo.
En la práctica, dejar que actúe es tan fácil como meterse en el agua y darse un bañito. Un poquito de natación en el mar o en un río, pongamos por caso, ayudará a limpiarlo. Sobre todo, claro está, si se pone de moda y son muchos los bañistas que lo llevan.
Mutatis mutandis, lógicamente, cuando se trate de diseñarlo para hombres, niños y niñas, aunque eso es soñar mucho, pues por lo pronto se trata tan solo de un prototipo. Actualmente, se busca analizar su efectividad de cara a una futura comercialización.
El hecho de que se trate de un material que absorbe tipo esponja no significa que lo haga con el agua, sino con la polución. Hecha esta salvedad, apuntando también que es capaz de absorber 25 veces su propio peso, lo primero que viene a la mente es si no se tratará de un invento supuestamente peligroso para la salud.
No lo creen así sus creadores, sin embargo, un equipo compuesto por Pinar Güvenç, Inanc Eray, Marco Mattia Cristofori y Gonzalo Carbajo que, puestos a inventar, podrían aplicar su idea a otros objetos, como flotadores u otros complementos que se utilizan en el baño sin estar en contacto tan directo con el cuerpo.
Como punto positivo, una vez el traje ha hecho su trabajo puede ser reciclado para su nueva fabricación, una idea que recibió en 2015 el prestigioso galardón de la Reshape Wearable Technology Competition.
Como idea no cabe duda de que tiene un gran potencial, pero convertir el material en un bikini no deja de ser un tanto osado. Sobre todo, en lo que respecta a la salubridad del mismo. Por otra parte, resulta muy interesante como accesorio para el medio ambiente, y a nivel viral no cabe duda de que el diseño impacta. En este sentido, es interesante de cara a concienciar sobre los buenos hábitos de reciclaje y de respeto por el entorno acuático y el medio ambiente en general.
A nivel de seguridad sanitaria, sus creadores afirman que no hay problema, puesto que está compuesto de un material que se comporta como una esponja, al tiempo que atrapa a la contaminación encerrándola, con lo que no entra en contaco. Además, apuntan que los contaminantes tan solo se liberan si el material se calienta a más de 1000 grados centígrados.
Interesantes explicaciones, pero al mismo tiempo existe una lógica resistencia a ponérselo. Sobre todo, porque además no puede hacer una gran diferencia. No, al menos, a nivel individual, si bien como símbolo no puede negársele una gran fuerza. Se trata, en suma, de un mensaje ambiental solidario muy hermoso.
Mi duda es: ¿Qué hacemos con el bikini una vez haya absorbido toda su capacidad? ¿Tenemos que eliminar los residuos para seguir absorbiendo o…?
Hola Kayla,
Una vez absorbe la polución, si no he entendido mal, se recicla. Un saludo y gracias por comentar : )