Las fresas tienen todas las papeletas para convertirse en breve en un milagro natural capaz de protegernos de los dañinos rayos solares. Según han descubierto científicos italianos y españoles, los compuestos llamados antocianinas que le dan su característico color rojo tienen efectos protectores contra la exposición al sol, y el hallazgo abre la puerta para crear cremas solares hechas de fresas.
Las antocianinas poseen propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y antitumorales, afirman los autores del estudio, publicado en la revista Agricultural and Food Chemistry. En concreto, el extracto de fresa reduce el daño cutáneo producido por las quemaduras solares gracias a estos pigmentos, y al mismo tiempo evita posibles daños en las células causadas por los rayos UVA.
Su eficacia ya se ha comprobado de forma satisfactoria en laboratorio, aplicando extracto de fresa en una concentración de 0,5 mg/ml sobre cultivos de células humanas de la piel, reproduciendo una situación similar a la exposición a un sol de mediodía en la Riviera francesa durante 90 minutos en verano.
Los resultados confirmaron que el extracto de fresa funciona como un buen escudo contra la radiación UVA, aumentando la supervivencia celular y el daño en el ADN en comparación con células no protegida, todo un avance para el desarrollo de bronceadores en un futuro cercano. Los científicos tienen la esperanza de que esta línea de investigación culmine en el desarrollo de cremas solares, jarabes o de píldoras que puedan ingerirse para proteger la piel de un modo natural.
Aunque las pruebas realizadas han sido muy positivas, queda pendiente conseguir también la protección de los rayos UVB para así evitar de forma integral cualquier tipo de inflamaciones, enrojecimientos, envejecimiento prematuro o diversos tipos de daño tanto en la dermis como en la epidermis, incluyendo el cáncer y otros procesos degenerativos.