Las renovables significan salud pública y ambiental

Granja eolica
Las Naciones Unidas llevan mucho tiempo advirtiendo sobre la importancia de realizar la revolución verde a nivel global. Caminar hacia una sociedad descarbonizada urge si queremos combatir el cambio climático, mejorar la calidad del aire y cuidar el entorno, han estado diciendo una y otra vez, desde hace lustros.

Afortunadamente, su predicamento ha dejado de ser un grito en el desierto y está empezando a calar internacionalmente. Aunque el camino aún está iniciándose y, siendo realistas, el inmovilismo sigue reinando de forma preocupante.

Salud pública y ambiental

Por un lado, el Acuerdo de París ha sido un hecho histórico (al margen de no tener carácter vinculante y del abandono de Estados Unidos, entre otros problemas), pero en la práctica no deja de ser una declaración de buenas intenciones que necesita empezar a traducirse en realidades.

Básicamente, el actual escenario precisa de constantes impulsos y revisiones del estado de la cuestión, como la que ha llevado a cabo la ONU en su último informe sobre las energías renovables y la eficiencia energética.

El nuevo informe concluye que actualmente «estamos en el buen camino», puesto que «limpiar el aire que respiramos genera grandes beneficios» tanto para la salud como para el medio ambiente. Igualmente, se recalca que se precisa una mayor acción para «construir una economía circular que reduzca los residuos» y lograr que la innovación en tecnologías verdes cree empleos verdes, según reza el comunicado oficial emitido al respecto.

Las tecnologías de bajas emisiones de carbono son de gran ayuda para cuidar la salubridad, ya que ayudan a «limpiar el aire, ahorrar agua, a reducir el uso del suelo y a evitar la producción de millones de toneladas de gases de efecto invernadero y de partículas», concluye el informe.

Titulado «Las opciones de la tecnología verde: las implicaciones ambientales y de recursos de las tecnologías bajas en carbono«, el trabajo analizó distintas tecnologías en ámbitos distintos para confirmar que, sin ser perfectas, las renovables son efectivas tanto en la reducción de emisiones como de otros impactos ambientales. En definitiva, un mayor uso es vital para preservar las salud de las personas y, por otra parte, para alcanzar los objetivos climáticos.

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