¿Cómo ayudan los árboles a mejorar la vida en las grises ciudades? A bote pronto, se nos vienen varias razones más que obvias, como su agradable visión, su contribución a la biodiversidad o su conversión de polución en oxígeno, con lo que ello supone para frenar las emisiones y mejorar la calidad del aire.
Pero, más allá de eso, también hay otras razones de peso para que en el entorno urbano no falten los árboles a diestro y siniestro. Nos las dan los científicos y no solo se trata mejorar la calidad de vida, sino de salvar vidas. De estos beneficios vitales vamos a ocuparnos en este post, si bien no todo son ventajas, como también apuntaremos.
Urbes más saludables
La mejora de la calidad del aire de las ciudades significa convertir las urbes en entornos más saludables, al tiempo que se nos plantea el desafío de refrescarlas con el fin de combatir el cambio climático. Ambos objetivos pueden cumplirse o, al menos, ayudar a su cumplimiento gracias a la plantación de árboles.
Las islas de calor y la concentración de polución que caracterizan a las grandes ciudades son rasgos que podemos afrontar más fácilmente de lo que muchas veces de cree. Así lo afirma la ONG ambiental Conservación de la Naturaleza en un informe (goo.gl/vyLjXw) presentado en la reunión anual de la Asociación Americana de Salud Pública celebrado a principios de noviembre en Denver, Colorado.
Parece algo archisabido, y quizá lo sea, pero por unas u otras razones no se incluye en las políticas urbanísticas. No se trata, apunta la asociación, de sustituir la plantación de árboles por otras medidas en favor de la tan necesaria mejora de la calidad ambiental, pero sí de hacer un mayor uso de ello.
«Son una poderosa manera de purificar y refrescar el aire», concluyen tras analizar 245 de las ciudades más grandes del mundo. Es más, este doble efecto de purificación y frescor tiene un gran potencial para salvar vidas y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
En concreto, el estudio afirma que solo invirtiendo 3,6 euros por habitante en la plantación de árboles estas ciudades podrían evitar entre 11.000 y 37.000 muertes al año. Sin llegar a tales extremos, también mejoraría la calidad de vida de las personas al refrescar y limpiar el aire.
Además de estos beneficios generales, los científicos apuntan la importancia de tener en cuenta el tipo de árbol para beneficiarnos de un modo más específico. De hecho, no todos los árboles filtran las partículas contaminantes con la misma eficacia ni son igual de productivos como sumideros de carbono.
A pesar de todas estas ventajas, el estudio ha constatado una disminución de la masa arbórea en las ciudades de alrededor de un 20 por ciento en las últimas tres décadas. Con el agravante de que el cambio climático y, con él, los eventos extremos de calor se han disparado, al tiempo que estamos sufriendo una polución atmosférica también creciente.
Unas y otras circunstancias se traducen en un serio problema ambiental en el entorno urbano, además de la contaminación doméstica, a nivel interior, que también hay que combatir. A este respecto, la asociación nos recuerda los últimos estudios de la Organización Mundial de la Salud sobre mortalidad a consecuencia de la polución del aire.
Por otra parte, no puede olvidarse que a nivel alergénico también es clave considerar la conveniencia, o todo lo contrario, de unos u otros árboles. Entre los árboles que más alergias provocan están los que más polen liberan.
En concreto, ocurre con los cipreses, ya que forman parte de la familia de las cupresáceas, lo que significa que el viento transporta el polen para su fertilización. Es decir, su semilla no está protegida por frutos o cortezas. O, por ejemplo, con los olivos o el plátano, este último muy presente en las ciudades.