Las leyes, como tantas veces ocurre, van por detrás de las demandas de la sociedad. En esta ocasión, la ciudadanía española está sufriendo una grave deficiencia informativa cada vez que va al súper o que, ya en casa, decide estudiar más a fondo la composición de los alimentos que ha comprado.
¿La razón? Esa deficiencia, falta de información que una normativa todavía demasiado laxa permite, y que impide entender qué es exactamente lo que vamos a consumir o estamos consumiendo.
Así, al menos, lo revela una reciente encuesta realizada por Imop y Berbés Asociado, en la que se concluye que, pese a que el pasado 13 de diciembre entrara en vigor un reglamento comunitario para la mejora del etiquetado, se echa de menos una mejor visibilidad de la fecha de producción y caducidad, así como de información relacionada con la composición del producto.
Información sobre transgénicos y conservantes
Dentro de la composición, los encuestados pidieron sus conservantes e ingredientes y mayor claridad a la hora de especificar el origen geográfico de cada alimento y los posibles alérgenos.
En menor medida, se reclama un etiquetado de los alimentos que refleje también la información sobre los valores nutricionales, las grasas trans, los transgénicos y el proceso de fabricación. En este punto, además, sería interesante conocer qué pesticidas, hormonas y medicamentos y químicos se utilizó en productos frescos como vegetales, carnes, leches y derivados.
Responsabilidad social y consumo responsable
Además de consideraciones relacionadas con la salud, el etiquetaje podría incluir información acerca de cuestiones relacionadas con la responsabilidad social de las empresas, una cuestión que también preocupa a los españoles.
Además, lo hace de un modo creciente. Según el recién publicado Informe Forética 2015 sobre el estado de la Responsabilidad Social de las Empresas (RSE) en España, bajo el título «Ciudadano consciente, empresas sostenibles» se observa una cada vez mayor implicación ciudadana en favor de un consumo más responsable. El 36,2 por ciento de los consumidores españoles son receptivos a este tipo de iniciativas de responsabilidad social, una cifra que aumenta por primera vez desde 2008.
En concreto, 6 de cada 10 consumidores encuestados dijo que ante dos productos de características similares compraría siempre el más responsable, incluso si fuese más caro. Además la mitad cree que siendo más responsables las empresas aumentarían sus beneficios, si bien el problema de base es la falta de información al respecto.
El consumidor desearía poder encontrar información sobre la responsabilidad social de los productos a través del etiquetado, y poder hacerlo de forma generalizada, del mismo modo que se refleja en productos pertenecientes al Comercio Justo o en productos bio. Un 55 por ciento demanda más información y una mayor claridad.
El 44 por ciento de los encuestados, por otra parte, ha dejado de comprar alguna vez un producto «no responsable» y 9 de cada 10 afirman que no dudarían en hacer boicot en caso de conocer un comportamiento irresponsable por parte de la marca. A su vez, un 60 por ciento no concede credibilidad a la información que ofrecen las propias empresas sobre su comportamiento responsable, por lo que sería necesario recurrir a organismos independientes.
El perfil del ciudadano consciente, es decir, el más favorable a realizar un consumo responsable tiene una edad entre 55 y 65 años, estudios superiores, un nivel sociocultural alto o medio o alto y vive en un municipio de más de 50.000 habitantes.
El documento de Forética también hace hincapié en las principales tendencias un esfuerzo para responder a la demanda de transparencia, de una fiscalidad responsable, a los retos que plantea el cambio climático o a los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Por último, la gran mayoría de los encuestados (76%) consideran el comportamiento responsable de las empresas «totalmente prioritario».
Algo muy importante que tendrian que agregar es si tal producto contiene derivados de animales, si son aptos para veganos y si estos mismo son testeados en animales.
Hola Natalia,
Sería interesane que, además, aprovecharan las nuevas tecnologías para ampliar información como la que comentas y otras muchas a través de dispositivos móviles, por ejemplo el smartphone. Un saludo y gracias por comentar.