Más ideas curiosas para reciclar calcetines

Peluche calcetin
Reciclar calcetines es la mar de divertido. Lo vimos en un anterior post, y vamos a seguir disfrutando con ello en éste. Y es que si el reciclaje creativo puede dar mucho de sí, cuando de calcetines viejos, rotos o desparejados se trata, la cosa puede llegar a ser épica.

Más o menos prácticos, con una pizca o toneladas de imaginación, pero siempre buscando una utilidad o, cómo no, un resultado artístico. Sea como fuere, hay mil y una razones para que no acaben yendo a la basura.

Mil y una vidas para tus calcetines

Lo divertido del recilaje de calcetines es que muchas de las ideas permiten una reutilización, con lo que cada calcetín puede tener muchas vidas, tantas como tú quieras…

¿Qué tal tirar de ingenio y convertirlos en un ambientador de armario? Tiene gracia, es cierto, porque los calcetines suelen relacionarse con los olores que uno quiere evitar a toda costa, pero en este caso las tornas cambian.

Para conseguirlo bastará con introducir trozos de jabones en pastilla que no utilicemos, hierbas aromáticas o flores secas a las que, por ejemplo, podemos añadir unas gotas de nuestro aceite esencial favorito. Luego, al cajón o adentro del armario, sin más complicaciones.

Convertirlos en un gran aliado para encontrar pequeños objetos perdidos es otra curiosa manera de darles uso. Será una idea estupenda para los calcetines infantiles, pues su tamaño los hace idóneos para hacerlo coincidir con la boca de la aspiradora. Luego, sujetando con una goma para fijarlo bien, solo habremos de encenderla e ir en su búsqueda aspirando en el lugar donde creamos que ha podido extraviarse. Así de sencillo, gracias al calcetín conseguiremos que se quede atrapado en él, sin que lo trague la máquina.

Convertirlos en peluches de la suerte es también una pequeña gran idea, con tantas posibilidades como dicte tu imaginación. O, por ejemplo, hagámoslos servir para evitar problemas cotidianos es una de las grandes aplicaciones de los calcetines. Por ejemplo, será fácil convertirlos en guantes improvisados para que los peques dejen de rascarse los granitos provocados por la varicela o, por ejemplo, el sarampión. No es infalible, pero ayuda a controlar la situación…

Calcetines rotos
Y buscando ese uso inesperado pero la mar de práctico, nada como convertir un calcetín de algodón en una manopla ideal para retirar el polvo de una pasada. Si bien los paños de microfibra están bien a nivel eco, pues nos permiten usarlos sin recurrir a productos limpiadores, el calcetín es aún más verde.

En ambos casos, puede usarse en seco o humedeciéndolos. El polvo quedará pegado al calcetín con solo humedederlo ligeramente, una fórmula sencilla y efectiva para mantener limpio el ambiente interior.

Acabar con la electricidad estática en tejidos es otro de los encantos secretos de los calcetines. Será de gran utilidad para prevenir que la secadora cargue de electricidad estática a las prendas. Para ello, introduzcamos dentro de un calcetín un pequeño ovilo de lana, un absorbente natural de electricidad, cosámoslo y listo.

Por otra parte, si queremos proteger objetos frágiles a la hora de almacenarlos o enviarlos, cojamos unos calcetines viejos y usémoslos enrollándolos alrededor del material o introduciéndolo en su interior.

También sería interesante, por último, convertir un calcetín en un vestidito para vasos o tazas. Será cosa hecha si tenemos a mano una tijeras y un poco de pegamento o pintauñas transparente para que no se nos deshilache.

¿Y…qué conseguimos con ello? Originalidad y protección, tanto para poder coger la taza sin quemarnos cuando vertamos bebidas muy calientes, y también como una especie de air bag que hará su función si cae al suelo. Por supuesto, la imaginación aquí tiene un gran protagonismo. Imagina lo simpático que quedaría añadiéndole unos botoncitos de colores o una corbatita, aprovechando viejos retales…

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