Piscinas naturales


Una piscina natural es una piscina ecológica, ya que usa un sistema de depuración natural para mantener la calidad del agua y no hace falta, por tanto, echar productos químicos al agua, lo que puede contaminar el ambiente. Es, por decirlo de algún modo, un híbrido entre un estanque (o un río, incluso) natural y una piscina artificial. También es importante que se integre de forma natural en el paisaje en el que se ubique, normalmente, en el jardín de una casa.

El mantenimiento de una piscina tradicional, artificialmente construida, requiere del uso de productos químicos que pueden, en algunos casos, irritar la piel, las mucosas y los ojos. Además, la depuradora del agua funciona constantemente y produce un ruido que puede llegar a ser molesto. Una piscina natural evita dichos problemas, manteniendo, además, la calidad del agua.

En el mejor de los casos, una piscina natural no sólo sirve para que su dueño y sus familiares y amigos se den un refrescante y relajante baño, sino también se puede convertir en un ecosistema donde vivan ranas y peces, que atraiga a pájaros y, en definitiva, preserve la vida a pequeña escala.

Las piscinas naturales se basan en la depuración que realizan las plantas acuáticas. Utilizan sistemas semejantes a los de los acuarios para mantener en condiciones óptimas la transparencia y la calidad del agua.

Hay varios tipos de piscinas naturales. Uno de los más usados es una piscina que se divide en dos zonas, la zona de baño y la zona de plantas, que ocupa un tercio del total. El agua es absorbida y filtrada por la zona de plantas y devuelta a la zona de baño a través de cascadas u otros canales. Esta zona de plantas está constituida por gravas de distintos grosores que actúan de filtro y soporte para las raíces de las plantas acuáticas y semiacuáticas. La mayor parte de la depuración la realizan las bacterias que están adheridas a la grava y a las raíces. De este modo, se multiplica la superficie a la que las bacterias pueden adherirse, aumenta su número y se optimiza paulatinamente el proceso de depuración.

El agua, una vez filtrada en la zona de plantas, pasa por un filtro ultravioleta que elimina las algas microscópicas. Cuando se instala una piscina natural, el equilibrio biológico todavía no se ha establecido y puede estar algo turbia al principio. Pero, una vez logrado ese equilibrio biológico, ya no hace falta usar el filtro ultravioleta.

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