A estas alturas estoy convencido de que este tema no te pilla por sorpresa. Habrás escuchado en más de una ocasión eso de que los alimentos tienen cada vez menos nutrientes, o como mínimo habrás oído a personas mayores diciendo que la comida de ahora no sabe como la de antes, refiriéndose más que nada a las verduras y las frutas.
Hay estudios y comparativas que se han llevado a cabo para reforzar o desmentir dicha teoría. A pesar de que las principales marcas se resisten a reconocer que los nutrientes ya no están tan presentes en los alimentos como antes, no son pocos los informes que muestran datos como el que dice que las espinacas actuales tienen la mitad de vitamina C que las que consumíamos hace 40 años. ¿Qué estamos haciendo mal? ¿Hay forma de solucionarlo?
Causa y efecto
Hay factores que explican por qué los nutrientes están «desapareciendo» de los alimentos que solemos consumir a diario. Uno de ellos es el uso de técnicas de cultivo intensivo como las que se dan en los invernaderos. La luz es artificial, se controla tanto la temperatura como la humedad, se utilizan fungicidas, herbicidas e insecticidas… Eso, junto a otro factor importante como lo es el uso de fertilizantes, hacen que exista una preocupación por el grado de absorción del nitrógeno, el fósforo y los sulfatos que aportan nutrientes a los cultivos y son la base de la productividad de los suelos.
Otro factor que no debemos pasar por alto es el del estado de la tierra, que empieza a dar síntomas de fatiga y no se recupera por muchos fertilizantes químicos, nitrógeno, potasio o fósforo que aporten los agricultores. Las plantas no siempre absorben ese cóctel de minerales con los que se supone que deben crecer en condiciones, y por otra parte tampoco ayuda el hecho de que se valore más la cantidad que la calidad. Es positivo que podamos comer frutas y verduras fuera de temporada para abastecer a toda la población, pero esas variedades de maduración acelerada (con recolecciones incluso prematuras) no ayudan a que crezcan como es debido.
¿Son los suplementos alimenticios la solución?
Dicho esto, uno se plantea seriamente completar su dieta con suplementos y complementos alimenticios que cubran esa carencia de nutrientes. De hecho, en los últimos años se ha disparado la demanda de este tipo de productos, pero sigue sin estar demasiado claro que sea la mejor solución. ¿Por qué? Pues porque a veces su consumo no está justificado, y como recomiendan desde El Búho Verde, tienda especializada en productos naturales, sencillamente hay que analizar la situación específica de cada persona para llegar a tomar la decisión de completar la dieta con suplementos y complementos alimenticios. Para ello, se recomienda consultar con un dietista.
Mientras uno resuelve dicho dilema, la ciencia sigue trabajando para transformar los alimentos con el objetivo de que cumplan con las condiciones que cumplían antaño. Sin ir más lejos, la Universidad de Málaga y el CSIC trabajaron codo con codo para producir unos tomates que con un gen de la fresa añadido a su ADN ofrecen un 15% más de vitamina C.
La otra solución, más natural y menos rebuscada, es la que está naciendo de los cultivos ecológicos. No es una alternativa tangible para todo el mundo porque no está al alcance de todos los bolsillos, pero lo que no se puede negar es que los alimentos de procedencia ecológica incorporan fertilizaciones de materia orgánica, son de proximidad, se recolectan cuando es debido y conservan concentraciones de vitaminas y minerales más elevadas que los obtenidos en cultivos convencionales.