¿Qué es un vino ecológico?


En el entorno europeo, para que un vino pueda considerarse ecológico ha de cumplir los requisitos legales de agricultura ecológica, según se regulan a nivel comunitario. Si por un lado es necesario seguir prácticas verdes en los distintos procesos de producción, desde el cultivo hasta la bodega, por otra parte se requiere el correspondiente certificado oficial o logotipo en la botella.

En otras regiones existen las respectivas entidades reguladoras de la condición ecológica de los productos ecológicos, entre ellos la agricultura y, particularmente, la producción del vino. Por lo tanto, se trata de una definición legal y flexible.

Aunque inevitables variaciones que impidan definirlo de un sólo modo, hay elementos comunes que hacen a un vino ecológico. En general, el vino ecológico respeta el ritmo natural de la planta y se juega con apoyos del mismo ecosistema para evitar el uso de fertilizantes y plaguicidas químicos.

Se utilizan abonos orgánicos naturales, en ocasiones incluso procedentes de la biomasa generada por el mismo cultivo (orujo, sarmientos triturados) para conservar la flora microbiana de la tierra. En otras, se aprovecha la voracidad de cerdos salvajes y ovejas para limpiar el espacio de malas hierbas al tiempo que abonan el terreno. Las aves también son de gran ayuda al comerse los molestos insectos y, cuando esto no basta, se cultivan plantas que los atraigan cerca de las viñas, además de utilizarse cañas en lugar de materiales plásticos o de colocarse colmenas cerca para mejorar la polinización.

Reconocer el vino ecológico

La normativa de la Unión Europea (UE) también prohibe la quema de biomasa procedente de las viñas y enumera una larga lista de requisitos que hacen referencia a la conservación y el embotellado del vino. Por ejemplo, se impide el uso de ácido sórbido, el nivel de sultitos ha de ser más bajo que el de sus equivalentes convencionales, así como del controvertido antiséptico antioxidante SO2.


Se trata en fin, de una detallada regulación establecida por el comité permanente de la Agricultura Ecológica de la UE, que llegó a un acuerdo en 2012 sobre la definición de vino ecológico en el Reglamento (CE) nº 606/2009 sobre la organización común del mercado (OCM) del vino. Igualmente, el vino ecológico se tiene que producir a partir de uva ecológica definida en Reglamento (CE) número 834/2007.

Todas estas normas facilitan a los consumidores el reconocimiento del ecológico, no sólo por el control que presupone, sino también por lo sencillo que resulta identificarlos por medio de la certificación. ¿Pero, el vino ecológico es más saludable?

Un vino con más polifenoles

Así, puesto que el vino ecológico se produce siguiendo prácticas verdes, debería ser también más saludable. Al margen de que pueda tener un sabor más auténtico, la ciencia ha encontrado una mayor concentración de sustancias antioxidantes en los vegetales ecológicos.

En el caso de la uva, esos antioxidantes se denominan polifenoles están relacionados con diferentes cualidades del vino. En particular, numerosos estudios demuestran que el vino elaborado con uva ecológica prácticamente dobla la cantidad de polifenoles que el procedente de la uva tradicional.

Vino natural no es vino ecológico

El vino natural no es vino ecológico, aunque en algunos casos podría cumplir los requisitos para ello. Suele llamarse vino natural al obtenido con la mínima intervención posible en todo su proceso, desde el campo hasta su embotellado. Es decir, sus prácticas agroambientales no están reguladas al no haber ni una definición legal ni organismos que lo controlen. Y tampoco aspiran a ello los viticultores que trabajan de este modo.

El término se hizo popular en Francia a través de enólogo como Jules Chauvet, considerado el padre del movimiento actual, Max l’Eglise o el viticultor Marcel Lapierre. En España se utiliza como sinónimo de vino auténtico. Ello no significa que el vino ecológico no pueda serlo.

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