Reutilizar o reciclar muebles viejos, vetustos o inservibles sacándolos al jardín es una interesante opción. Muchos requerirán tratamientos especiales para protegerlos de la intemperie, y poco más.
Poner un mucho de imaginación e inspirarse en otras ideas, como las que vamos a dar en este post, es casi lo más importante para lograr resultados sorprendentes. ¿Pero, se trata de decorarlo o de convertirlos en muebles funcionales?
Como suele ocurrir con el reciclaje creativo, la decoración es un valor en sí mismo. Sobre todo, tratándose de un jardín. Pero también por la misma razón siempre será un plus encontrarle alguna que otra utilidad.
¿Cómo protegerlos?
Los tratamientos especiales son obligados en los muebles de madera. Si bien los porches y otros lugares más protegidos, en los que la lluvia no hace de las suyas.
A la hora de darles una capa de color, un recurso fácil y económico para darles otro aire, elegiremos una pintura especial para exteriores. A su vez, optemos por pinturas lo menos tóxicas posible. Eso sí, antes la superficie debe estar limpia y seca, y en función del tono elegido será recomendable eliminar los restos de la pintura vieja.
Ello puede hacer necesario el uso de disolvente o lijado. O, por ejemplo, apliquemos un aceite incoloro especifico para el tratamiento de superficies de madera de exterior. En este caso también es conveniente evitar fórmulas agresivas (es importante hacerlo al aire libre o en un lugar bien ventilado) y realizar tratamientos anuales en las superficies más expuestas al sol, normalmente las horizontales.
Cada caso exigirá una serie de pasos previos, todos tendentes a hacerlos más durables. En lo que respecta a la madera, material del que suelen estar hechos los muebles de interior, asegurémonos de aplicar unos mínimos cuidados de mantenimiento para que se conserve durante años en perfecto estado.
Ni hinchada por el agua de la lluvia o del riego, ya que además de ponerse fea acabará pudriéndose ni resecándose. Para que un mueble de madera o similares resista en el jardín ha de mantenerse hidratada en su punto justo. Concretamente, un 12 por ciento.
¿Qué, dónde, hasta dónde?
Tras responder al cómo dando consejos sobre el modo de preparar y cuidarlos, veamos ahora el qué. ¿Qué tipo de muebles podemos sacar al jardín? Todos, en realidad. Bien sea para ampliar la casa, organizando un salón en el exterior, como para darle un toque original o utilizarlos de forma práctica.
Si tenemos la suerte de conseguir un resultado original y funcional al tiempo, entonces mejor que mejor. Juguemos con los colores, nuestras habilidades de bricolaje o con esa imaginación desbordante que suple esa falta de habilidad manual y/o experiencia.
Si a nosotros nos gusta, es bonito. Así de fácil. Entre otras posibilidades, aprovechemos la estructura de varias sillas para convertirlas en un estiloso y práctico banco. Como puede verse en la imagen superior, bastará con añadir una simple tabla.
Una cómoda será ideal para guardar herramientas de jardinería. Sus cajones nos vendrán de perlas para guardar pequeños objetos de todo tipo. Y, si nos atrevemos, convirtamos los dos primeros en unas bonitas jardineras.
Mantenerlos abiertos e impermeabilizarlos con contenedores y plásticos será suficiente. También serán perfectos como semilleros, pudiendo cerrarlos durante la noche para evitar el frío.
Pensando en la comodidad, encontremos el lugar ideal para esa cama o sofá que ya no tienen sitio dentro de casa. Muebles de jardín como una mecedora customizada a juego con una mesita podrán convertirse en nuestro lugar favorito para leer. Elegir unos buenos almohadones, de colores alegres, nos ayudará a personalizarlo. Y, en fin, a encontrar ese espacio en el que nos sintamos a gusto para desconectar. De dedicarnos tiempo a nosotros mismos.
¿Y el dónde? ¿No será ridículo, excéntrico o simplemente feo, hasta dónde podemos llegar? Empecemos con su ubicación. De nuevo, el sentido común es el que manda. Elijamos los muebles adecuados para el uso que vayamos a dar a ese espacio. O hagamos justo lo contrario, adaptemos el uso al mueble que tengamos.
Convirtamos unos muebles de salón comedor en un nuevo espacio para el exterior. Delante de la misma entrada de casa o en ese lugar perfecto para ello. Usemos una silla como macetero vaciando el asiento, o como balancín atando dos cuerdas a un árbol. Que sea el azar el que nos diga hasta dónde podemos llegar con la imaginación.