Regalar flores no es ecológico, que digamos. Románticas, fragantes, naturales, tan frescas se nos presentan las rosas rojas en esos fantásticos ramos, completamente ideales como regalo para el Día del Amor y, sin embargo, tan poco verdes, en realidad.
Desafortunadamente, de regalo verde tienen el tallo, como mucho. Porque no se trata de un ramillete cogido del campo, sino de la oferta industrial de flores que se pone las botas en San Valentín con rosas importadas de muy lejos. Es así que acabamos de dar con un primer problema contaminante: la gigantesca huella de carbono que suman las miles de toneladas de rosas exportadas desde países como Ecuador o Colombia hacia Estados Unidos, Europa y, en fin, a medio mundo.
Pero eso no es todo, porque la polución comienza en el mismo lugar de cultivo, sobre todo porque se somete a las plantas a ciclos de crecimiento corto, unas técnicas intensivas que requieren altos costes de energía en invernaderos, así como grandes cantidades de plaguicidas químicos y un despilfarro de agua para satisfacer un riego constante. En suma, el impacto para el entorno y, también de forma directa, para la salud humana es más que evidente.
Otras posibilidades
¿Qué alternativa tenemos, entonces? Hay muchas posibilidades que contaminan bastante menos, como regalar sólo una o una bonita maceta con una planta que no sea de temporada y, a ser posible, que sea autóctona para aumentar sus probabilidades de supervivencia. O, por qué no, regalar cualquier otra cosa, cuando más ecológica, mejor e incluso hacerlas tú mismo con papel reciclado o con cualquier otro material.
Incluso puedes dibujarlas en un papel, enviar una postal virtual o no virtual a reventar de rosas o, si te apetece algo creativo, fotografiarlas vivitas y coleando en un parque, enriqueciendo la imagen con un cariñoso mensaje. Ya sabes, la imaginación al poder…
Me encanta la idea de dibujarlas. O de fotografiarlas. Además, es un modo de que el regalo sea completamente original y único. En realidad, ¿qué mérito tiene comprar una rosa roja en una tienda, como hacen miles de «enamorados» del mundo el mismo día del año?
Sí, lo cierto es que las rosas inspiran mucho ya sean dibujadas, fotografiadas o imaginadas… Hacer lo que hacen todos tiene poco mérito, también lo creo. Un saludo,
Ana