Podríamos decir que Scrubba es la lavadora más pequeña del mundo, aunque asegurarlo sería arriesgado. No nos equivocaremos, sin embargo, si afirmamos que con ella podemos lavar la ropa casi en cualquier parte.
La idea de crear una lavadora de bolsillo surgió como tantas otras ideas geniales, de la necesidad pura y dura. Así, aguzando el ingenio, fue como su creador, un aventurero australiano llamado Ash Newland, logró convertir una bolsa impermeable y plegable en una tabla de lavar flexible que sirviera para hacer la colada allí donde fuese.
Diseñada para viajeros de todo tipo y condición, Scrubba permite ir ligero de equipaje, pues en realidad basta con llevar lo puesto y una muda en la maleta. Su peso ligero, de menos de 150 gramos, además, convierte este artilugio en tremendamente útil cuando estamos fuera.
Imita las antiguas tablas de fregar
Para utilizarla, basta con desdoblarla, introducir en su interior la ropa, agua y un poco de jabón, que bien puede ser champú o gel de baño, apunta el padre del invento.
Tras cerrar la bolsa, sólo hay que frotar durante medio minutito, escurrir el agua, enjuagar y, simplemente ya nos queda tender la ropa. Por lo tanto, se trata de un lavado express, de urgencia, que no necesita electricidad y se solventa con poca agua. Sin duda, toda una idea que realmente parece solucionar la papeleta de un modo ingenioso y rápido.
Otros usos del invento son la utilización como aislante de humedad para ropa o para cualquier otro objeto, así como de almohada si lo inflamos de aire. ¿Se puede pedir más? Sinceramente, quizás sí, por ejemplo un precio algo más módico. Puedes comprarla por en Indiegogo por poco más de veinte euros.