Secretos de belleza y salud de la arcilla

Mascarillas arcilla
Los cuidados de belleza y salud naturales y ecológicos son también un gesto en favor del medio ambiente que pone un poquito más guapo al planeta. En esta ocasión los protagonistas serán la arcilla, en sus distintas variedades, y sus secretos de belleza.

Podemos encontrarlas en polvo o listas para usar. En cualquier caso, siempre que no tengan añadidos son un producto natural, listo para su uso. De hecho, proceden de la descomposición de rocas sedimentarias y son muy ricas en minerales como el sílice, el magnesio, el hierro…


Además de resultar nutritiva y absorbente tiene propiedades desinfectantes, con la ventaja añadida de que carece de fecha de caducidad y puede conservarse perfectamente en un lugar seco y alejada de la luz, sin necesidad de más.

¿Pero, cómo utilizarla? El uso más popular son las mascarillas, aplicadas para muy distintos fines: desde un tratamiento de belleza general que revitalice y suavice el rostro o el pelo hasta con fines mucho más específicos.

Entre otros, luchar contra el acné o reducir la caspa, blanquear los dientes, regular la producción de sebo en el cutis, cuero cabelludo o resto del cuerpo. Eso sí, cuidado con aplicarla alrededor de los ojos. Se recomienda evitar el contorno de los mismos.

Por otra parte, si buscamos efectos terapéuticos la arcilla también va a ayudarnos a aliviar los calambres, el reumatismo y la fatiga. En concreto, es muy habitual su uso para descansar las piernas, si bien se realiza a modo de baño de barro.

Es importante saber que en algunas ocasiones puede ingerirse. Por ejemplo, para tratar las úlceras, pero hemos de ser precavidos al respecto y no actuar sin el consejo médico. Igualmente, aún bajo consejo profesional, controlemos al máximo la procedencia.

Una arcilla para cada tipo de piel

El uso de la arcilla es sencillo, tanto como humedecerla y aplicarla en forma de mascarilla o extendiéndola en la zona a tratar. Preferentemente, con agua tibia para que los poros de la piel se abran y resulte más eficaz, dejando que actúe alrededor de 20 minutos.

Y, cómo no, elegir la arcilla adecuada es esencial para lograr los mejores resultados. Si buscamos una arcilla para cada tipo de piel encontraremos fácilmente la más idónea, aunque idealmente también deberíamos tener en cuenta su procedencia, pues su composición varía.

Al prepararla, además, pongamos cuidado en no aplicarla ni hacer mezclas en recipientes metálicos para evitar que se pierdan sus propiedades. El objetivo es conseguir una mezcla homogénea y extenderla con poco espesor.

La arcilla amarilla, a la que se suele incorporar aceite de jojoba, aceite esencial de romero, de limón y de árbol de té, es idónea para las pieles mixtas. Por lo tanto, puede aplicarse en el rostro de forma general o elegir las zonas un tanto más grasas, como la frente nariz y mentón.

En esta misma zona también nos hará un buen papel la arcilla verde. También pueden añadirse algunas gotas de aceites esenciales que nos ayuden a potenciar la limpieza. Por ejemplo, el aceite esencial de limón, lavanda o tomillo, pongamos por caso.

Mascarilla verde
A las pieles sensibles, por su parte, les convendrá una mascarilla con arcilla de color rojizo. Del mismo modo, es interesante añadir ingredientes orgánicos para un cuidado extra. En este caso serían interesantes, entre otros, unas gotas de aceite de aguacate, de oliva o, por supuesto, también unas gotas de aceite de argán.

Por último, la arcilla blanca nos ayudará a tratar la piel seca. Gracias a su suavidad, riqueza en caolín y a su menor poder de absorción podremos conseguir un resultado idóneo. Lograremos una hidratación extra si añadimos aceite de almendras dulces, aceite de argán, de manzanilla o cualquier otro ingrediente bio nutritivo.

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