Ticket electrónico: ¿una buena idea?

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En muchas ocasiones, las ventajas ecológicas se suman a otras que nos ayudan a mejorar nuestro día a día, para así convertir una nueva medida en una solución fetén, que cuide el planeta y contente al usuario. En este caso se trata de decir adiós a los tickets en formato papel y convertirlos en un documento electrónico.

Un adiós que depende de cada uno, en realidad, pues el cambio del ticket de papel al virtual mediante documentos electrónicos que podemos visualizar y almacenar en teléfonos y tablets es optativo. Es decir, el cliente siempre puede pedir el ticket en papel, por lo que sin la aceptación del mismo, la medida no puede imponerse.

Los pros y los contras

Al menos, así es mientras las leyes no cambien, y como periodo de transición parece razonable que sigan como están. A más largo plazo, habida cuenta de las ventajas a nivel ecológico y para el usuario, todo apunta a que acabe siendo obligatorio. Quizá salvo excepciones y, en todo caso, la misma comodidad que representan en el actual contexto de la era digital actúa como impulso.

Sin embargo, no todo son ventajas. Cada persona tiene sus preferencias y, en suma, un parecer distinto, pero también es cierto que en general pueden identificarse una serie de pros y contras, como los que vamos a repasar a continuación.

Comenzar con las ventajas significa, cómo no, aludir al gran ahorro de papel que supone, así como a la comodidad para el usuario. Tanto a la hora de recibirlo como para mantenerlos guardados para el futuro. Es decir, menos deforestación, menos huella de carbono (incluyendo el ahorro de transporte de los mismos rollos térmicos en los que se imprimen los datos) y, por otra parte, un invento práctico.

Además del papel, ahorramos en torno a distintas cuestiones relacionadas con la impresora térmica. Entre otras, los recursos usados para su fabricación y mantenimiento, los residuos generados tanto por éstas como por el papel, además de implicar un uso energético que a largo plazo o de forma masiva acaba siendo importante.

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Como inconvenientes, que también los hay, está el fomento de la adicción al móvil, así como la brecha tecnológica que hay no solo entre la población de países pobres y ricos, como suele afirmarse. En nuestro entorno, un país desarrollado, ésta afecta sobre todo a las personas más mayores.

No se trata de ser un nativo digital para poder manejar bien un smartphone, faltaría más, pero sí hay personas de avanzada edad que están descolgadas en este sentido, además de existir una impronta más acusada a seguir con lo de siempre.

Los cambios no gustan a nadie cuando suponen un cierto esfuerzo, y ser poco amigos de la tecnología, qué duda cabe, actúa en este sentido. Por último, podríamos mencionar como inconvenientes no ser un documento tangible, con lo que su revisión puede resultar más incómoda o, por ejemplo, no disponer en ese momento de batería en el móvil o del mismo teléfono, pongamos por caso.

Yendo más allá, los tickets de compra son una información privada que podríamos perder en el caso de ataques informáticos de cualquier tipo, cada vez más frecuentes e incontrolables. O, cómo no, hemos de contabilizar a nivel ambiental la huella ecológica que genera el envío de un email o el uso del sistema de que se trate para la transmisión del ticket.

Más allá del sector alimentario, es obligado apuntar la tendencia general que existe al respecto. En sectores como el comercio online, el ocio o las telecomunicaciones, por ejemplo, las facturas electrónicas están ganando terreno. De un modo u otro, el futuro es virtual, y pese a sus inconvenientes a nivel de polución, en este aspecto el planeta saldrá beneficiado.

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