Subirse a la bicicleta es ponerse en marcha, darle a los pedales y mejorar nuestra salud y la del planeta. Sin embargo, más allá de lo saludable que resulte para uno mismo y para el entorno, la bicicleta es mucho más que un medio de transporte sostenible cuando la utilizamos para ir al trabajo o, pongamos por caso, para cargar las pilas antes de trabajar o con el fin de despejarnos y recuperar la energía tras una dura jornada.
Ya usemos la bicicleta para desplazarnos hasta la oficina o lugar de trabajo o para despejarnos dando un paseo después de trabajar en casa, pedalear se convierte en un bálsamo y compensación para conseguir numerosos beneficios a nivel mental y físico.
Independientemente de cuándo uno se suba a la bicicleta, con la sola condición de hacerlo antes o después del trabajo para despejarnos o para llegar a él bien despejados, podemos beneficiarnos de interesantes beneficios
Como prueba de ello encontramos un sinfín de estudios que subrayan la importancia de moverse, de realizar ejercicio aeróbico para mejorar la energía vital, descansar mental y físicamente. Además de desentumecer los músculos, mejorar el sistema respiratorio y cardiovascular, pedalear, -idealmente en un entorno natural-, podemos obtener un sinfín de ventajas.
Un reciente estudio de la Universidad de Stanford ha estudiado los beneficios de ir en bicicleta al trabajo. Aprovechando los valores obtenidos gracias a sensores que controlaban el ritmo cardíaco y la respiración se realizó el seguimiento de mil ciclistas en más de 20.000 viajes realizados a diario para ir al trabajo.
El estudio concluyó que los ciclistas llegaron al trabajo con menos tensión, sobre todo cuando no circulaban en horas punta de tráfico. Igualmente, mejoraron su estado de forma y su tranquilidad mental a la hora de volver a casa. El resultado, básicamente, puede compararse con el de investigaciones anteriores que relacionan la realización de ejercicio físico con la reducción del estrés.
Tres beneficios
A continuación, veremos tres beneficios que podemos obtener subiéndonos a la bici antes y/o después de nuestra jornada laboral, algunos de ellos relacionados con el medio ambiente y otros con nuestra salud, estado de ánimo y nivel de energía:
1. Mejora nuestra salud y la del planeta: Según un reciente estudio, un ciclista respira hasta tres veces más de aire contaminado que un peatón en entornos urbanos contaminados. Por lo tanto, teniendo en cuenta esta premisa, el beneficio de darle a los pedales no puede obviarse, pero es relativo o, al menos, supeditado a espacios no contaminados. Aún así, tengamos en cuenta que más vale ir en bici en zonas contaminadas que llevar una vida sedentaria, con lo que será importante para oficinistas y otros trabajos igualmente sedentarios.
2. Reducción de estrés y mejora de la creatividad: Subirse a la bicicleta es una manera de mejorar la capacidad imaginativa y de incentivar la creatividad. Igual que dar un paseo en un entorno natural nos ayuda a liberar tensiones y a desentumecer el cuerpo, la bicicleta cumple una función similar. Basta con pedalear durante diez minutos para empezar a notar los efectos, si bien lo ideal es pedalear durante mayor tiempo.
3. Mejor estado de ánimo y energía vital: Quien mueve las piernas mueve el corazón, dice la famosa frase, cuyo origen fue un eslogan publicitario de las míticas bicicletas G.A.C. Y, del mismo modo, quien mueve las piernas mueve el cerebro, lo pone a bailar, a jugar y, al tiempo ahuyenta los fantasmas y problemas. ¿El resultado? Una mente más descansada y activada a la par, del mismo modo que el cuerpo se energiza al tiempo que realiza un ejercicio que supone un gasto de energía.