A finales del siglo XIX y principios del XX, la mayoría de la gente no podía permitirse el lujo de tener un coche. Eso vino mucho después. Esto ocurría incluso en el país más dependiente de este medio de transporte, Estados Unidos. Primero, tener un coche era un signo de riqueza y distinción, de estatus social. Más tarde, los coches bajaron de precio y los publicistas consiguieron convencer a la gente de que el coche era esencial para sus vidas. El efecto invernadero aumentó y el cambio climático se aceleró.
Pero volvamos al comienzo del siglo XX. En aquella época las infraestructuras se construían para las bicicletas, que era el medio de transporte más usado. En California se planeó una autopista llamada Cycleway California. Se trataba de una estructura elevada que tendría como objetivo proporcionar un piso firme, liso, sin baches ni charcos, para una conducción suave y sin interrupciones durante un trayecto de 9 kilómetros en el centro de Pasadena.
Fue el primer proyecto de carril bici de Estados Unidos y quizá del mundo. Aunque, al final, nunca se llevó a cabo. La ocurrencia hay que atribuírsela a Horace Dobbins, un hombre rico y defensor de las dos ruedas. Hay que tener en cuenta que, por entonces, la ciudad de Los Ángeles sólo tenía medio millón de habitantes y 30.000 ciclistas.
Al ser un proyecto privado, se financiaría su mantenimiento a través de un peaje (unos 10 centavos por trayecto o 15 centavos ida y vuelta). Comparado con lo que costaba la gasolina, era una ganga.
Se construyó más de un kilómetro
En realidad, este primer carril bici de la historia se comenzó a construir. Un kilómetro y medio de una carretera elevada de madera que unía el Green Hotel, pasando por Highland Park, con el centro de Los Angeles (en este mapa se puede ver el recorrido). Terminaba en la Plaza de Olvera Street. Se trataba de lograr un camino sin ningún obstáculo, pasando por encima de arroyos, caminos de peatones, vías de tren, etcétera, además de casi no tener pendiente.
Pero llegaron los coches y se construyó la primera autopista de la zona, llamada Arroyo Seco Parkway o Autovía Pasadena, y el proyecto de carril bici se olvidó para siempre.