Los desechos se pueden usar para cualquier cosa. Sólo hay que casar el tipo de residuo con el uso apropiado. Es lo que ha hecho diseñador japonés Fujimaki Yuma, que ha usado componentes electrónicos para crear una colección única de joyería reciclada.
A partir de antiguos circuitos y componentes electrónicos, este diseñador crea anillos, colgantes, pendientes, broches, mientras aporta su granito de arena ante un grave problema medioambiental: la basura electrónica. Fujimaki Yuma ha vivido rodeado de este tipo de dispositivos desde que nació, ya que lo hizo en una de las ciudades más tecnológicas, Tokio. Así, está concienciado ante el problema.
Comenzó a diseñar joyas y, en tres años consiguió dos segundos premios en un importante certamen del sector. Por fin, ganó el primer premio en 2009. La chatarra electrónica o basura tecnológica es generada sobre todo en los países ricos. Sin embargo, se convierte en un problema para los países del tercer mundo, pues es allí donde se arrojan todos estos desechos cuando ya son útiles: viejos ordenadores, teléfonos móviles, televisores, electrodomésticos… La obsolescencia programada y el consumismo excesivo de este tipo de productos no hace más que agravar el problema. La ONU calcula que se producen en torno a 50 millones de toneladas de este tipo de residuos cada año.
Esculturas con plástico
Electrónica para las joyas y desechos plásticos para crear arte. Es lo que hace Aurora Robson, que crea instalaciones y esculturas con envases de plástico recogidos de la basura. La artista, después, corta los desechos y los pinta según su grosor, su forma y el aspecto que quiera conseguir.
Por último, se aplican tintes no tóxicos con un aerógrafo. Los trozos se unen sin pegamento, de modo que las esculturas presentan un aspecto orgánico que recuerdan a seres vivos que viven en la oscuridad del fondo del océano.
Aurora Robson lleva más de veinte años recogiendo basura y desechos para crear su arte. En este último trabajo, hay cierta complejidad que hace muy especiales sus esculturas. Hay una instalación creada con más de 20.000 botellas de plástico.
Las llamativas formas y colores de las esculturas atraen la atención del espectador. Pero, cuando se ven más de cerca y se comprueba de qué están hechas, el público no queda indiferente ante el problema del exceso de desechos que existe en el mundo. Algunos objetos de plástico se usan un momento y tardan miles de años en desaparecer. Aurora Robson pone de relieve este problema ambiental con su arte.
Me parece estupendo. cada una de estas ideas aportan un grano de arena a nuestro planeta. Ojala esto cree conciencia y nuestras industrias se vuelvan cada dia mas ecologicas; yo tambien reciclo y en este momento estoy iniciando un proyecto de joyeria apartir del plastico.